30 de octubre de 2009

Apócopes y Expresiones

Hará cosa de un año, aproximadamente, que inventé la hoy recurrente expresión “óquela”. La obtuve apocopizando la contracción de “oh, que la...”, como en “oh, que la canción” u “oh, que la chingada”. El resultado no pudo ser más primoroso, recalcando duramente las frases en que se usa debido a la pronunciación que se deriva de su calidad de esdrújula.

“Óquela” puede poseer varios significados, dependiendo de la entonación utilizada y del contexto en que se sitúe. Entre los más comunes está el de señalar una contradicción y, de mis favoritos, el de indicar una mala comparación. Ejemplo del primero podría ser “Melisa es bien fresa, pero siempre escucha música de banda... óquela ”. Del segundo me viene a la mente cuando un amigo científico me comentó sobre el proyecto de la biblioteca virtual de la UNESCO y yo contundí “pues suena como una mala copia de Wikipedia... óquela”.

27 de octubre de 2009

Q y U

Por: Tasta

¿A quién se le puede ocurrir que la letra Q no vaya acompañada de una U? Pues sí, a todos los que se han empeñado en hacer de la escritura un fiel reflejo de lo que sale de nuestra boca: mera fonética.

Podría extenderme sobre la evolución de la locución latina, la yod o cualquier balbuceo histórico-gramático para defender la dignidad de la U que no se oye y poner en su lugar a los infractores gramáticos. Sin embargo, el autor de este lustroso blog manifestó su repudio ante esta normativa, incluso acusó a la letra Q de hacerse la interesante al destinar como su única compañera a la muda de la U. Se quejó de gastar litros de tinta en ponerle las úes a las palabras con Q y lloriqueó porque —a según— se borran más rápido las letritas del teclado.

De un momento a otro y sin explicar por qué, el tal Guso volvió a usar la U muda después de la Q. ¿Qué pasó? ¿Maduró lingüísticamente? ¿Comprendió que las palabras son más viejas que él y por tanto merecen respeto? Siendo un hombre de refinadas tendencias, ¿pasó para él la moda de desdeñar a la U muda?

Yo no lo sé de cierto, pero desde esa misteriosa revaloración de la U este es un blog —ocasionalmente— sin faltas de ortografía.

22 de octubre de 2009

Lustros y Estadísticas

Hace cinco años sólo existían tres blogs en la Internet: el de La Shelle, el de Dabit y el de un wey de Durango que le tomó unos videos pornográficos a Michelle Vieth. Anticipándome al éxito de la nueva tendencia —o quizá provocándolo— inicié Guso Punto Com el 20 de octubre del 2004. Aquella mañana, desesperado, escribí una intrascendente primera entrada, inocentemente titulada Pininos. Cómo quisiera haberme comportado con la reverencia que aquel acto merecía.

A ocho días de iniciado el blog, y siendo este aún un ordinario diario en línea, apareció la primera entrada cuyo título mostraba el formato de binomio tan característico de Guso Punto Com: Toxoplasmosis y Choco Crispis. Sin embargo, no fue sino a partir del 9 de diciembre de ese mismo 2004 cuando la enemistante Metales y Florecitas inició la secuencia que permanece indetenible hasta hoy.

La controversia es un recurso barato al que recurro con regularidad para involucrar emocionalmente al lector con Guso Punto Com. Generalmente, a mayor desfachatés en una entrada, mayor la cantidad de comentarios que se le anotan. Obviamente las reglas tienen poderosas excepciones, y resulta delicioso cuando el comentario del que lee viene a mejorar la entrada del que escribe. Pero esto va de un blog cumpliendo cinco años y deberíamos entonces mencionar las cinco entradas con mayor número de comentarios: Celebraciones y Ciudades tuvo 22, en Mesas y Fotografías hubo 25, Viejitos y Seguidores alcanzó 28, fueron 30 para Instrumentos y Fealdades (en la que estúpida y ridículamente me puse a discutir y justificar lo escrito) ... pero estas cuatro no tienen mucho qué hacer contra los 82 comentarios —¿insultos?— dejados por los perdedores fanáticos de Aerosmith y arduos detractores de Guso Punto Com en Ancianos y Guitarras.

Este es un blog con estilo gráfico, también. Con apenas tres meses publicándose, Blog y Pop Art anunció el primer cambio de imagen y el distanciamiento total de las plantillas prediseñadas por parte de Guso Punto Com; esto tras una crisis de individualidad provocada al encontrar un blog igualito al mío. Poco duró el atuendo, que fue cambiado inmediatamente por otro más sencillo y al que, como peculiaridad, se le cambiaba la imagen del encabezado en cada actualización. El 21 de enero del 2006 fue presentado el diseño con el consabido panda en la cabecera, todo en un fondo amarillo que fue destituído en cuestión de días tras la insoportabilidad que provocaba a la vista. La imagen ya en blanco y negro, diseñada por Marce, permaneció en uso por más de tres años y medio, hasta hoy, en que se presenta este nuevo atuendo que guarda muchos elementos del anterior. ¿Sabías que algunas personas quizá hayan llegado a visitar el blog durante las pocas horas que estuvo disfrazado de Atari?.

Cinco años. En Aniversario y Repaso se agruparon mis 10 publicaciones favoritas del primer año. Reapariciones y Reencuentros presentó la selección del segundo año. El tercer año tuvo su recopilación en Pasteles y Calendarios. Con Años y Recuentos se seleccionaron las del cuarto. Finalmente, en Años y Listados aparece mi selección del quinto año de Guso Punto Com. Así, si deseas una lista con mis 50 entradas favoritas de los primeros cinco años, sería sólo cuestión de leerte estos cinco títulos. Y bueno... está también Celebraciones y Documentales, que conmemoró el primer año del blog explicando el proceso que se sigue para crear una entrada; proceso que permanece casi idéntico hasta el día de hoy, añadiéndosele la búsqueda de una imagen, preferentemente en blanco y negro, para ilustrarla.

Y pues resulta que si publicas en un blog tres veces por semana durante cinco años descansando un mes cada año, terminas con 703 entradas. El lustro ha sido vivido por casi 290,000 visitantes, cuya cultura informática vale señalar, ya que la mayoría de ellos utiliza Mozilla Firefox para entrar a Guso Punto Com, apenas por encima de Internet Explorer. Dentro del mismo rubro informático, existen en la Internet unas 680 ligas que llevan a Guso Punto Com, la mayoría de ellas aterrizando en alguna entrada en particular.

¿Le seguimos?

20 de octubre de 2009

Años y Listados

Ah, caray. ¿Ya son cinco años los que llevo publicando Guso Punto Com? El lustro alcanzado tendrá su festejo, pero justo es celebrar también esta quinta temporada del blog sin faltas de ortografía. Vamos viendo, en orden cronológico, mis diez entradas favoritas del año.

Inmunidades y Gases: o de cómo descubrí el primero de mis superpoderes.

Estilistas y Narcotraficantes: la realidad de Chihuahua y sus efectos sobre la comunidad.

Damas y Adjetivos: más que una entrada, esto se ha convertido en un infalible chiste para cualquier reunión.

Sangre y Manchas: son nuestros pequeños rituales lo que nos distinguen como individuos.

Queso y Pragmatismo: me gusta pensar que estas observaciones de lo cotidiano es en lo que sobresale Guso Punto Com.

Semillas y Monedas: amargo señalamiento de nuestro sistema socioeconómico.

Causas y Adicciones: no podemos negar que los gobernantes panistas son los más divertidos.

Izquierdas y Franquicias: cuando vuelvas a escuchar que la izquierda mexicana es una farsa, recuerda esto.

Sabiduría y Tropiezos: a veces necesitamos que nos orienten un poco.

Piedras y Pecados: debería continuar con la tarea de finalizar las épicas historias de la Biblia.

Fractales y Latas: amena ocurrencia lograda hibridizando a Cortázar y mis recuerdos infantiles.

16 de octubre de 2009

Desconciertos y sorpresas

Ya habían pasado diez meses de la entrada del nuevo milenio y muchos seguíamos decepcionados porque la llegada del 2000 realmente no había significado gran cosa. Insertado en tales antecedentes, caminé a Grandalia de Plaza Galerías con $120 pesos en la bolsa, pensando en encontrarme con Dorian, el encargado de la sección de discos —que por cierto bastante conocía sobre su sección—, y ver a qué compra me llevaba el diálogo con él. Yo había leído ya acerca del anticipadísimo Kid A de Radiohead y su lanzamiento en otoño, pero no lo esperaba por estos lares sino hasta finales de año.

Me acerqué a la especie de pecera para humanos donde tenían los discos y en la cual se escuchaba un beat frenético y desesperanzado… con la voz de Thom Yorke quejándose encima de él. “Idioteque”, supe luego que se llamaba el tema que por media hora me tuvo pensando que el nuevo disco de Radiohead era dance. Dorian apilaba los recién desempacados Kid A en un estante. Le arrebaté uno y me fui a casa.

Eran tiempos en que la música todavía la escuchábamos en muebles y no en aparatos que trajéramos en las bolsas. El modular de mis padres contaba —apilados de arriba hacia abajo— con tornamesa, amplificador en forma de videocasetera, radio en forma de videocasetera y reproductor de casetes en forma de videocasetera. Mi hermano y yo mandamos a hacer un cable para un reproductor portátil de discos compactos que injertamos por detrás al amplificador. Le metí mi Kid A por ahí de las siete de la tarde. Fue horroroso. La música era espesa, entrecortada y, sobre todo, impredecible. ¿Te has fijado que, aunque nunca hayas escuchado una canción, de algún modo puedes tararearla con bastante certeza mientras la escuchas? Esto no era así. Y eso me angustió.

Aquel amigo me contó cómo es que duró varios días descargando el álbum, pista por pista, en casa de algún otro amigo. Confiesa que a la primera escuchada de la abridora “Everything in it's Right Place” se mortificaron al pensar que, tras esperar por horas la canción, se hubiese descargado mal (eso no podía sonar así a propósito).

Ahora era casi el 2002 y leí alguna entrevista con Stanley Donwood, diseñador del empaque del Kid A, en la cual hablaba un sobre las alquimias que había seguido para producirlo y donde mencionaba la existencia de una inserción oculta debajo de la charola del disco en las primeras ediciones. Corrí a la sala a desarmar mi cajita, donde en efecto encontré un segundo juego de arte gráfico. Para entonces yo creía que ya me había familiarizado con este álbum, y fue cuando se me aclaró que, sin importar cuánto tiempo pasase, Kid A jamás dejaría de sorprenderme.

14 de octubre de 2009

Mezclilla y cervezas

Al mediodía siguiente de la tremenda fiesta en Manhattan, los cinco chicos que hoy conocemos como The Strokes despertaron con los Converse calzados, rodeados de chicas, con las cabezas estrujadas y los labios quemados de tanto fumar. Se miraron al espejo y tomaron conciencia de cuan cool eran y se supieron elegidos.

Entendieron que debían recordar al mundo que el rock no va de virtuosismos sino de desfachatez. Que la mezclilla nunca será demasiada. Que no hay que verse desaliñado por descuido, sino cuidar el desaliñamiento. Que no queda casi nada por inventar, pero casi todo por reciclar. Que la conciencia por el cambio climático y el comercio justo puede esperar hasta el lunes… si es que no debemos ocuparnos de la resaca. Que las computadoras pertenecen exclusivamente a las oficinas o, en todo caso, a los raves. Que un músico borracho es sexualmente más apetecible que cualquier poeta del escenario. Que todo lo que una banda de rock necesita son dos guitarras, un bajo, una batería y un Julian Casablancas.

Asimilado todo esto, grabaron Is This It.

13 de octubre de 2009

Cafeína y Reclamos

Ya había oscurecido y nosotros todavía no cruzábamos la frontera. Como buenos chihuahuenses, nos tomamos alguna que otra escapada a El Paso, Texas, para realizar compras. Ropa y aparatos electrónicos, especialmente. Y, hasta antes del 2003, discos. Internet entonces era bastante extraño: te ayudaba a entrerarte de los discos, pero no te los facilitaba. Por ello, terminaba uno en escenas como esta, con mis acompañantes afuera de la tienda de música exasperados y fastidiados, pensando en la carretera de regreso a casa y angustiándose por sospechar que el conductor pudiese estar igual de cansado y no en las mejores condiciones para manejar. ¿Yo? Adentro, pasando con velocidad de bibliotecario disco tras disco con mi índice, hasta que finalmente encontré ese album blanco envuelto en una funda de plástico blanco y con un sonido blanco: ( ) de Sigur Rós.

A 120 kilómetros por hora a través del Desierto Chihuahuense. Bebiendo un vaso de café tras una lata de Coca Cola. Acompañado por dos personas que de pronto despertaban sólo para pedirme que le bajara a la música o para decir que lo que escuchaba era demasiado estresante. Así fue como le di las primeras cinco escuchadas a un álbum que no tenía idea aún que terminaría oyendo por —al menos el resto de la década.

12 de octubre de 2009

Amigos y Conciertos

Llegué a la barra del bar y el bajista de Deerhunter ordenó un trago a la vez que yo pedía una Corona —cuando bebes en Estados Unidos, debes siempre pedir Corona—. Intenté pagar el trago de Josh Fauver pero él, encorvándose para reducir su estatura, me agradeció y explicó que no era necesario, pues sus tragos iban por la casa. Logrando una amalgama de cinismo y amabilidad nunca antes registrada en los anales de la psicología, contesté que lo menos que podía hacer era invitarle un trago, dado que había descargado todos sus discos de manera ilegal. Rió y me pidió que no me preocupase y que era mejor que hubiera ido a verlos y que quizá comprara una playera de $10 dólares.

Moses Archuleta, baterista, se unió a nosotros en el patio exterior. Hablamos de su música, de los discos de Liars y de las descargas por Internet. Les compartí algunos Delicados y les conté como un amigo no había podido llegar a la presentación porque en el camino nos enteramos que el muy puberto tenía apenas 20 años, los cuales no eran suficientes para meterlo a un bar de Texas.

Se prepararon para tocar mientras yo me instalaba prácticamente enmedio de ellos, con el deforme torso del vocalista Bradford Cox a menos de un metro de mí y el guitarrista Locket Pundt protegiendo sus pedales a mi derecha. Se miraron los unos a los otros, señalando que iniciarían con la música. Josh vino hacia mí y me preguntó qué canción quería escuchar. De ahí, fui sumergido en un viscoso sonido saturado de reverb en el cual fácilmente reconocí casi todos los temas de su álbum Cryptograms.

Terminaron el concierto y volvimos al patio con un tremendo tinitus. Hurgué en mis bolsillos y encontré que sólo me quedaba un billete de $10 dólares. Informé a mis nuevos amigos que usaría mi dinero para comprar la playera. Josh me dijo de inmediato “Mejor cómprate otra chela”.

11 de octubre de 2009

Libros y Cervezas

De pronto te envuelves con un libro que sabes es buenísimo, pero no te gusta porque es complicado y no le entiendes. Sin embargo, decides domarlo y te concentras y tienes que volver a leer la misma página varias veces y cuando vas a la mitad lo asimilas como si fuera un cuento para niños y lo disfrutas y lo saboreas y ahora te parece aún más genial.

A los 12 años te escabulliste con tus primos ocultando una lata de Modelo Especial robada de la hielera durante la carne asada de tu tío. Una vez guarecidos en el terreno baldío de al lado, tomaste algunos sorbos de lo que te pareció el caldo más amargo y con el peor sabor a miados y no entiendes como es que los adultos se la pasan metiéndose eso a la boca. Algunos años después, no concibes terminar un sudoroso día sin refrescarte con una cerveza helada que sabe a frescurísima y sofoca la sed.

Escuchas Drum's Not Dead de los Liars y te causa una sensación de vértigo y asco porque los tamborazos son demasiados y demasiado primitivos y las voces suenan profundas y parece que entonan cánticos rituales de algún sacrificio y entonces corres a tu computadora y te brincas al siguiente disco, pero no te atreves arrastrar a la Papelera de Reciclaje esa horrenda portada. Eventualmente, el reproductor aleatorio te dosifica el disco y al irte familiarizando con él no te queda más que aceptar que es una obra inmensa y que te enerva y te retumba la cabeza y que mientras a mayor volúmen lo escuchas mejor se siente en todo el cuerpo.

10 de octubre de 2009

Escoceses e Instrumentales

¿Cómo voy a andar haciendo un listado de la música que me fue importante en esta década que termina y no mencionar a Mogwai? A esta banda escocesa le dediqué severo número de entradas en este mismo blog, siempre como ejemplo de vanguardismo e indismo. Es la banda de la que más playeras tengo: dos. Son los autores del concierto más ruidoso en el que jamás haya estado, al punto de que alguien, en el caso más extremo de sarcasmo, gritó "súbanle". Agrégale que los nombres de sus temas son los más astutos del Universo.

Yo quiero escuchar Mr. Beast siempre. Quiero melancolizarme con “I Choose Horses” y quiero inspirarme con “Friend of the Night” y quiero despertar con “Acid Food” y quiero violentarme con “Glasgow Mega-Snake”. Ya lo dijo Silvano el de Durango: todos deberíamos escuchar “Glasgow Mega-Snake” cuando menos tres veces al día.

9 de octubre de 2009

Caricaturas y Versiones

Una banda conformada por un bajista adorador de Satanás, una guitarrista prepuberta japonesa, un baterista hip-hopero urgido de un exorcismo y un tecladista con severos trastornos post-comáticos suena como una idea terrible... especialmente si todos son meros personajes de caricaturas. A menos, claro, que el responsable musical del proyecto sea Damon Albarn.

En aquel 2005 yo practicaba el intercambio "peer to peer" de manera literal: los viernes me veía con un par de amigos a quienes regalaba yo un disco y de quienes recibía también uno. En uno de esos encuentros Amigo, a sabiendas de mi afición por Gorillaz, me adelantó una copia del Demon Days. El bobo me puso una versión de la tercera pista, "Kids With Guns", que duraba apenas 6 segundos. Oí y oí y oí y oí el disco hasta que, casi medio año después, caí en la cuenta del error cometido. Maldita sea. Todavía en la actualidad la versión verdadera de casi cuatro minutos me parece extraña, ajena y totalmente equívoca.

7 de octubre de 2009

Arrullos y Rabias

Adquisitor que fui del EP de Radiohead ComLag (2plus2isfive), terminé arrullado por el remix de "Scatterbrain" confeccionado por un tal Four Tet. De ahí, la llegada de su álbum Rounds a mí fue un suceso de lo más natural. Y me dejé arrullar más.

Four Tet construyó Rounds con los sonidos que lo rodeaban, utilizando grabaciones de campo para generar un sonido cálido, arropante y pues... arrullador. ¿Electrónica? Masomenos. Pero nadie bailaría con este álbum. Va más de sonreir y menear la cabecita con los ojos cerrados mientras esuchas esta música de bebés hecha para adultos. Tantos años de su lanzamiento y Rounds no ha abandonado las listas de discos que escucho hasta la fecha. Encima, a través de Four Tet es que conocí a la banda de post-rock más discreta y optimista del mundo: Fridge, de la cual éste músico es guitarrista y de cuyos discos parezco ser el único fanático... no sé por qué.

La mella de Rounds sobre mí no se detuvo ahí. Cada que escucho Street Horrrsing de los Fuck Buttons me gusta pensar que es aquel tierno sonido que Four Tet tarareara en su disco del 2003, pero tal y como sería tras despertarse, deforme y rabioso, de un coma provocado por una salvaje golpiza recibida alguna tarde camino a casa.

Nota: efectivamente... esta entrada es un justísimo empate. No fui capaz de disociar este par de discos.




6 de octubre de 2009

Ñoños y Guitarras

Le pagué $100 pesos a un tipo para que me descargara el Golden D de Graham Coxon. Hey, era el merísimo año 2001 y la Internet todavía andaba por teléfono y la música dependía de un gato con lentes oscuros y audífonos. Para inventar este realmente subvaluado álbum, el chico más tímido de Blur agarró sus gafas de pasta y su Telecaster y se fue a lo que suena como el cuarto desocupado de la casa de sus papás —la misma casa de la que el botecito de leche salió a buscarlo— a grabar un disco él solito en cinta análoga.

Yo todavía no termino de entender cómo un ñoñazo puede sonar tan monstruoso con su guitarra y tan desesperado con su voz. Ah, pero qué atrevido me sentía caminando a las ocho de la mañana desde la Escuela Libre de Psicología hasta el entonces Museo de Ciencias Sin Nombre, perdiéndome en las callesitas de las afueras del Centro y fumando Camel Lights, tratando de deshacerme de esa hora que me sobraba, sometiendo mi paso a las marranadas del grunge intercaladas en el Golden D con la nostalgia del folk, con el discman enterrado en la mochila de nylon y con los audífonos de diadema abrazados a mi cabeza.

5 de octubre de 2009

Géneros y Poses

Confieso que cuando compré 100th Window lo hice sólo porque pensaba que mi tipo de música favorita era el trip-hop. De Massive Attack no conocía prácticamente nada, ya que aunque "Angel" me había cautivado en varias bandas sonoras, la melosa "Teardrop" y su constante videación en MTV logró mantenerme alejado del Mezzanine —que terminó por enviciarme ya cuando 100th Window me era familiarsísimo—.

Y ahí andaba el muy idiota de yo, en pleno 2003 diciendo que me gustaba el trip-hop pero con sólo dos discos de experiencia: el homónimo de Portishead y Vulnerable de Tricky. ¿Cómo era eso posible? Así que cuando vi 100th Window en el anaquel de la tienda, me lo llevé. Incluso creo que fue el primero disco que tuve que traía ese graciasadios olvidado reproductor incluído para evitar las copias.

No continué incrustándome en el trip-hoperismo, pero Massive Attack se convirtió en una constante de mis días. Ahora me doy cuenta que en muchos de los videos caseros que tengo de cuando mi hija era bebé, de fondo se escucha 100th Window con sus beats saturados y con sus bajeos sintéticos que rebotan y con sus voces rasposas que no rapean ni cantan sino todo lo contrario. Finalmente, 100th Window terminó por absorberme hasta el desierto de Mojave a ver ese concierto donde Robert del Nadja, única mente a responsabilizar por ese álbum, creó todos esos sonidos frente a mi... muchas veces sin siquiera tocar o cantar en lo absoluto.

4 de octubre de 2009

Décadas y Discos

El tiempo es un capricho de nosotros los humanos. Un capricho de lo más útil, pero un capricho finalmente. Con él organizamos nuestras vidas y clasificamos nuestra historia, pero poco le importa a los astros, a los amaneceres y a los recuerdos los nombres y números que les pegamos para identificarlos.

Algunos números poseen ciertas cualidades que nos hacen pensar que algo se ha completado. A mí me gusta aprovechar la llegada de estos números para mirar un poco hacia atrás y revisar lo que pasé. Podrá no ser en realidad una llegada a algún destino, pero al menos es un letrero en la carretera que nos indica cuán lejos estamos de donde iniciamos y cuánto nos falta para llegar a nuestro fin.

El 2009 es el último año de esta década que no tiene manera de ser nombrada. Yo gusto de vivir mis tiempos con música y no quiero desaprovechar este doble cambio de dígitos en el calendario para realizar una elección de los diez discos que me parecieron los más importantes para la década, y los voy a ir comentando en orden ascendente de relevancia. ¿Va?