13 de octubre de 2009

Cafeína y Reclamos

Ya había oscurecido y nosotros todavía no cruzábamos la frontera. Como buenos chihuahuenses, nos tomamos alguna que otra escapada a El Paso, Texas, para realizar compras. Ropa y aparatos electrónicos, especialmente. Y, hasta antes del 2003, discos. Internet entonces era bastante extraño: te ayudaba a entrerarte de los discos, pero no te los facilitaba. Por ello, terminaba uno en escenas como esta, con mis acompañantes afuera de la tienda de música exasperados y fastidiados, pensando en la carretera de regreso a casa y angustiándose por sospechar que el conductor pudiese estar igual de cansado y no en las mejores condiciones para manejar. ¿Yo? Adentro, pasando con velocidad de bibliotecario disco tras disco con mi índice, hasta que finalmente encontré ese album blanco envuelto en una funda de plástico blanco y con un sonido blanco: ( ) de Sigur Rós.

A 120 kilómetros por hora a través del Desierto Chihuahuense. Bebiendo un vaso de café tras una lata de Coca Cola. Acompañado por dos personas que de pronto despertaban sólo para pedirme que le bajara a la música o para decir que lo que escuchaba era demasiado estresante. Así fue como le di las primeras cinco escuchadas a un álbum que no tenía idea aún que terminaría oyendo por —al menos el resto de la década.

2 comentarios:

Tasta dijo...

El soundtrack de mi vida en Bachilleres. Gracias por poner este disco.

cocolisso dijo...

yo no recuerdo que demonios estaba haciendo, pero tenia la tele prendida, de pronto escuche una melodia que me succionaba el corazon, cuando voltie a la pantalla, unos infantes jugaban con unas armas, yo solo quede ahi, somatizada por ese lenguaje, esperando que apareciera el nombre en la esquinita.