
La niña con discapacidad física llegó en un Datsun feíto acompañada de su familia, haciendo lento el tráfico mientras buscaban un lugar cómodo para estacionarse. El gobernador arribó en una cómoda camioneta y un logísticamente correcto operativo de vialidad le abrió paso hasta un cajón a pocos pasos de su acceso privado. Niña llegó desde las 5, aún y cuando el concierto no iniciaba sino a las 8:30, pues su familia debía apartar sus lugares. Gobernador no tuvo qe molestarse por ello y aterrizó a las 8 pasadas. Papá bajó a Niña y su familia y, tras llevar el Datsun a algún remoto estacionamiento, caminó de vuelta al estadio.
Niña venía acompañada por su hermanita, su hermanito, su mamá y su papá. Si compraron las localidades más baratas del concierto, Papá gastó dos mil pesos en llevar a su familia al evento. Gobernador seguramente recibió cortesías para el área pipirisnais y pasó la semana pidiendo algunas más para sus allegados.
Es chistoso. Empleamos a nuestros gobernantes —sí el pueblo les da el puesto y les paga el sueldo, son sus empleados, ¿no?— y luego los tratamos como realeza. De hecho, es chistosísimo: vivimos gobernados por personas que no tienen las más remota idea de como vivimos. Nuestro sistema es diseñado por una monarqía qe no tiene qe hacer filas nunca, qe no tiene qe comprar boletos nunca, qe no tiene qe ir a tomarse fotos de frente tamaño infantil con fondo blanco sin bigote y sin patilla para luego terminar en un laberinto de filas sin sentido y poblado de burócratas gruñones qe te tratan como idiota por no estar en la ventanilla correcta y por no traer el sello de la secre del licenciado Gutiérrez. ¿Esto es la democracia?