
30 de agosto de 2011
Humos y entropías

27 de agosto de 2011
Teléfonos y actividades

En un ejercicio de surrealismo real, agoté el Internet ilimitado de mi teléfono inteligente, dejándolo tonto por un mes. La cotidianeidad no se me vio tan afectada como hubiese pensado, ya que he ido descubriendo que mi ciudad es una ciudad con mucho Internet suelto por ahí. Poco a poco, mi teléfono ha conocido nuevos WiFis a los cuales se enchufa automáticamente cuando se los vuelve a encontrar. De pronto, el inerte aparatito recibe su WiFi y despierta muy contento, aventando notificaciones y actualizaciones entre chirridos y vibraciones. Así es él, mi amigo.
23 de agosto de 2011
Fiestas y accidentes

20 de agosto de 2011
Cervezas y Autos

Siempre odié La Cerve. Ir a un estacionamiento a beber cervezas en tu auto es tan estúpido como suena. Las pocas veces que llegué a ir la pasé mal y la última un borracho me orinó la pierna cuando perdió el equilibrio frente al mingitorio. Además del mal gusto, me apesadumbraba el que hubiera un área de juegos infantiles. Pensaba yo, “¿les es tan prerrogativo ir a la cantinota esta que no les queda de otra más que llevar a sus hijos con ellos?”.
Sin embargo, La Cerve no fue clausurada por alguna de tantas razones lógicas que parecieran existir, sino aludiendo que no puede brindar seguridad a sus clientes. Lo dijeron así las mismas autoridades cuyo cuartel de inteligencia policial fue tomado por asalto por unos malos que les robaron las armas. Del personal de seguridad de un bar yo espero que esté capacitado para echar del lugar a un borrachito necio, para diluir una pelea o para negar el paso a un menor de edad. Ya lo de detener comandos armados creo que le corresponde a otras instancias.
Encima, muertos han caído en prácticamente toda la ciudad. A diario. Cinco hoy, doce ayer, siete antier, quince la semana pasada. Los muertos han caído en restaurantes, en parques públicos, en centros comerciales, en el Palacio de Gobierno, en casas funerarias. ¿Vamos a clausurar toda la ciudad?
16 de agosto de 2011
Perspectivas y orgullos

13 de agosto de 2011
Traileras y literatos

9 de agosto de 2011
Erratas y tinta

6 de agosto de 2011
Licores y personas

En la fila del Oxxo hay personas con galones de leche, con refrescos, con limones, con panes, con papeles de baño o esperando a pedir una cajetilla de cigarros. De pronto, el cajero levanta ambas manos y se eleva en las puntas de los pies, apenas pasando los ojos sobre el monitor de su máquina registradora y de los exhibidores que hay sobre el mueble. Con gran voz, pregunta quién va a llevar cerveza. Al fondo del local, un señor apenas abre el refrigerador y dice que él. Atrás de la fila, tres pubertos armados con identificaciones falsas blanden su paquete de ocho Tecates Light. A la mitad de la fila, dos chicas dicen que ellas pensaban pedir un güisqui en la caja. Apenas entrando, un tipo de rojo muestra un envase vacío de caguama.
El de la leche, el de los refrescos, la de los limones, los de los panes, la de los papeles de baño y las que iban a pedir una cajetilla de cigarros dan un paso a un lado para que, cuales ambulancias a través de la ciudad, los de las cervezas y las del güisqui pasen a la caja sin detenerse. Concentrado, el joven dependiente captura y cobra rápidamente las mercancías de los bebedores, quienes ya desde la puerta hacen una extraña mueca que los formados interpretan como algún agradecimiento.
Y yo veo todo esto y lo disfruto y quiero decirles a todos los del Oxxo que, aunque siempre se nos olvida, todavía somos una comunidad.
2 de agosto de 2011
Animales y humanos

He tenido mascotas. Un par de perros y quizá una tercia de gatos. Pero más que nada, he tenido humanos. Y he visto a esos humanos sufrir y he perdido a algunos de ellos. Por ello, simplemente no puedo siquiera aproximarme a comprender a quienes tanto padecen por la enfermedad o muerte de sus animalitos. Como seres racionales y empáticos que somos, podemos disfrutar a estas otras especiecitas que nos rodean. A la vez, nos corresponde cuidarlas y proteger su ambiente. Pero decir “entiendo lo de tu hija, porque así me angustié cuando la Fifi se me enfermó de rotavirus” es, francamente, un indignante insulto. Son mascotas. Se compran. No mamen.
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