28 de febrero de 2008

Leyes y Cenizas

En nuestros patéticos intentos por acercarnos a la idea de primer mundo publicitada por los Estados Unidos, nuestro Congreso ha aprobado una ley que prohíbe fumar en lugares públicos cerrados. Pero no se apuren, si los bares o restaurantes quieren seguir aceptando fumadores como clientes, solo deberán construir espacios ex profeso para ello, separados estructuralmente del resto del local. Así, los fumadores seguramente podremos ir a Sanborns y a los centros nocturnos esos donde hay que cubrir una cuota de ingreso de 100 pesos y comprar una botella de Absolut Whatever para poder tomar asiento, ya que posiblemente sean los únicos con la soltura económica necesaria para realizar tales adecuaciones. ¿Bares pequeños, cantinitas tradicionales? No lo creo.

¿Que será de aquellos, que cuando salimos por las noches, salimos básicamente a fumar? ¿Podré fumar en la banqueta afuera del Santos? Solo sería cosa abstenerme mientras The Mueres esté tocando y, en cuanto terminen y antes de que arranque Sr. Amable, rápidamente salga a sorberme dos cigarros en tres o cuatro bocanadas. Obviamente esta ley fue aprobada en la templada Ciudad de México, donde jamás deberán exponerse a fumar a 5 grados bajo cero en invierno o a 38 en verano.

Ya que andamos en esas, propongo que también prohíban proferir groserías en los bares, incluyendo los supuestamente inofensivos "pinchi" y "wey". También aprovechemos y de una vez que dejen de servir bebidas alcohólicas y nieguen el acceso a mujeres con escotes pronunciados. Sobre todo, deberían vetar para siempre la música rock —esa que los jóvenes usan para adorar a Satanás— y la mentada electrónica —esa que los jóvenes usan para drogarse con sustancias químicas—, digo, ya que andamos en el tema.

Disfrutaba yo un día de uno de mis Delicados en mi bar favorito, cuando un amigo me hizo notar que a su novia le molestaba el humo de mi cigarro. Le recomendé llevarla a Moyland y no a un centro nocturno. Caray.

26 de febrero de 2008

Televisión y Recuerdos

Pst, pst... Oye, tú. ¡Si, tú! Y... ¿qué harías, si tuvieras una bicicleta que volara?

23 de febrero de 2008

Música y Vida

Postdata

Para finalizar, creo que valdría la pena siquiera mencionar las 33 canciones que originalmente figuraron en esta lista, así como explicar que lo más correcto sería considerar los álbumes que contienen los temas; hecho que resultaría, amén de más coherente, también un tanto complicado de compartir.

Pero helos aquí en orden cronológico, presentados en el formato "Tema, Álbum (Año); Artista". Si puedes, búscalos y óyelos: hicieron mucho por mi y quizá algo podrán hacer por ti.

The March Of The Black Queen, Queen II (1974); Queen.
Bullet The Blue Sky, Rattle and Hum (1988); U2.
Circus Envy, Monster (1994); R.E.M.
The Universal, The Great Escape (1995); Blur.
Nosebleed, Adrenaline (1995); Deftones.
Alármala de Tos, Avalancha de Éxitos (1996); Café Tacvba.
Gun, Polydistortion (1997); Gus Gus.
Exit Music (For a Film), OK Computer (1997); Radiohead.
Polyethilene (Parts 1 & 2), Airbag / How Am I Driving? (1997); Radiohead.
That's All I Wanna Do, The Sky Is Too High (1998); Graham Coxon.
Angel, Mezzanine (1998); Massive Attack.
I Am The Walrus, The Masterplan (1998); Oasis.
Guns Blazing (Drums of Dead Part 1), Psyence Fiction (1998); U.N.K.L.E.
Battle, 13 (1999); Blur.
Dirge, The Contino Sessiones (1999); Death In Vegas.
Change (In The House of Flies), White Pony (2000); Deftones.
Haemoglobin, Black Market Music (2000); Placebo.
Black Market Blood, Black Market Music (2000); Placebo.
The Fear, The Golden D (2000); Graham Coxon.
New York City Cops, Is This It? (2001); The Strokes.
Para Siempre, Maquillaje (2001); Zurdok.
Harmony, Walk With Thee (2002); Clinic.
Pista Sin Título 8, ( ) (2002); Sigur Rós.
Slow Jam, Rounds (2003); Four Tet.
Special Cases, 100th Window (2003); Massive Attack.
Sktrbrain (Four Tet Remix), Com Lag 2+2=5 (2004); Radiohead.
Drum and The Uncomfortable Can, Drum's Not Dead (2006); Liars.
Casse-Cou, Trompe L'oeil (2006); Malajube.
Glasgow Mega-Snake, Mr. Beast (2006); Mogwai.
Cyan (Versión Momo), Concierto Para Beats y Guitarras (2006); Manatí.
Cryptograms, Cryptograms (2007); Deerhunter.
Lake Somerset, Cryptograms (2007); Deerhunter.
Más Rápido, Epé De La Muerte (El Verdadero) (2008); Sr. Amable.

FIN

22 de febrero de 2008

Música y Vida


En el 2002 no había blogs con música independiente para descargar. No señor. Conocías a tus bandas indie porque leías entrevistas donde Radiohead, Blur y The Verve los mencionaban. Había que ir a Melómano, en la Ojinaga y 3ra, y pedirle a Rodolfo te trajera los discos de países extrañísimos. Estos discos generalmente incluían un pequeño catálogo de la disquera que los producía —como Domino o Transcopic— y de ahí sacabas más ideas. En lugar de esperar 1.7 minutos en Rapidshare, esperabas cinco semanas en tu casa; hasta que Rodolfo te llamaba y con su lúgubre y monótona voz te avisaba que tu disco había llegado. Así me llegó Walk With Thee (2002) de Clinic. Posiblemente mi primer disco indie, del cual nunca olvidaré la emoción que me provocó Harmony.

A ninguna banda he llamado "mi favorita" más tiempo que a Radiohead. Sería redundante dedicarle líneas en esta historia de mi música. Basta escuchar Polyethilene (Parts 1 & 2) de su EP Airbar/How Am I Driving? (1997) para recordar la estupendés de esta banda justo antes de reinventar la música con su Kid A.

Música sin idioma. Letárgicos pasajes de notas que hacen las veces de bolitas de nieve que, juntándose poco a poco, una a una, de pronto desencadenan una avalancha que nada puede detener. Sigur Rós me regaló ( ) (2002) casi dos años después de su edición, y el cierre de la pista sin título número 8 ha sido uno de los momentos más dramáticos que jamás haya vivido frente a unas bocinas.

20 de febrero de 2008

Música y Vida


A la trillada pregunta de si cuáles serían los cinco discos que me llevaría a una isla desierta, siempre contesto que para qué diablos querría yo cinco discos en una isla desierta. Pero si tuviese que llevarme uno, me llevaría mi disco favorito de todos los tiempos: 13 (1999) de Blur. Con su atmósfera melancólica y pesada y una producción fuera de lo común —violando la antiquísima regla de "voz sobre guitarra, guitarra sobre bajo, bajo sobre batería" y con obstáculos que de pronto esconden la música y luego la muestran caprichosamente— este es un disco un perfecto. La dolorosa Battle siempre ha sido la canción que me hubiera gustado componer.

Los monstruosos montajes musicales de Mogwai dan al traste con la idea tradicional de que el post-rock es lento y ambiental. Ellos son los responsables del concierto más estruendoso al que jamás haya asistido, precisamente cuando era yo un fanático escucha de su Mr. Beast (2006). Glasgow Mega-Snake es un tema que todos deberíamos escuchar al menos tres veces al día.

Mientras el brit-pop y su onda beatlesiana continuaban en boga entre mi generación, yo tenía un secretito: los maricas de Placebo con sus canciones patológicas de amores enfermos y sus beats industriales mezclados con punk. A la larga, Placebo se convirtió en un fenónemo de masas y muchos de sus seguidores renegaron de ellos. Yo jamás lo haría. Aún menos cuando sé de la existencia de Black Market Blood, el track escondido al final del álbum Black Market Music (2000).

¿Que harías si te encontraras entre la colección de discos de un DJ el álbum de una banda que se llama dos veces como tú? Harías lo mismo que yo hice: me robé el Polydistortion (1997) de Gus Gus. Este colectivo islandés me enseñó a apreciar la música como un concepto y no como una mera ejecución. Y cada que escucho Gun me queda más claro.

Música y Vida


Escuché un tema de Queen como música de fondo en un noticiario que anunciaba la muerte de Freddie Mercury. La canción era igualita al principal éxito de mi entonces rapero favorito: hablo de Under Pressure de Queen y Ice Ice Baby de Vanilla Ice. Caminé a un MacroVideocentro y me compré mi primer disco compacto: Queen II (1974). Que oscuro modo de adentrarse en los sonidos del rock. Con el tiempo descubrí más y más música de esta banda inglesa, que aunque terminó siendo casi popera, nunca pude deslindar de aquel parafernálico y complejo disco que sonaba tan negro y sombrío como su portada. The March of the Black Queen es un buen ejemplo de ese Queen que me recuerda siempre elegir bien el rock que escucho, ya que un hombre tuvo que dar su vida para que yo tuviese la oportunidad de disfrutarlo.

Las primeras veces que escuché el Drum's Not Dead (2006) de Liars, no pude siquiera terminarlo: el sonido era violento, nefasto, estresante y muy viral. Pero tampoco pude deshacerme de él. El reproductor aleatorio me lo fue dosificando hasta que terminé de comprender aquella vastedad sónica que representaban esos tamborazos y voces graves, vastedad por la que ahora deambulo con absoluta naturalidad, pero aún con suma cautela. Drum and the Uncomfortable Can debe convencer a cualquiera de la genialidad de Liars.

En 1998 Oasis aún no nos aburría con 10 discos igualitos: apenas llevaban dos y muchos fuímos seducidos por la química instantánea de su rock. The Masterplan, colección de lados B, consagró a Noel Gallager como un excelso compositor. De cualquier modo, la versión en vivo de I Am The Walrus que incluyeron en la compilación fue el tema elegido, ya sea por la desfachatés de la interpretación o por mi afición a la música de The Beatles.

19 de febrero de 2008

Música y Vida


El genio de Damon Albarn no siempre dejaba espacio para el de Graham Coxon en Blur. Por ello, el ñoñazo de Coxon comenzó a producirse una serie de discos indie y low-fi en los noventa. The Golden D es un álbum que todo aquel que se jacte de rockero debe conocer. Sin embargo, That's All I Wanna Do —tema abridor de The Sky Is Too High (1998)— engloba de mejor manera las creaciones de Graham, quien de algún modo me introdujo al mundo de la música que nunca sale en la tele.

Partiendo de Portishead y pasando por Tricky, el trip hop eventualmente se apoderó de mi por más de un año. Hacia finales del 2005, y contra mis costumbres de sólo adquirir música nueva, me atreví a comprar Mezzanine (1998) de Massive Attack. Angel es una canción hermosamente alterante. Construida sobre una línea de bajo que no cesa de repetirse, la música se contrae y se expande generando momentos de tensión que finalmente desembocan en la paz.

En el 2001 me obsesioné con una banda. Con su música, su apariencia, su actitud y su irreverencia, The Strokes me recordaron de qué se trataba el rock. Para el 2002, la banda estaba en todos lados y la ciudad de New York había sido atacada por terroristas, por lo que decidieron retirar la canción New York City Cops del álbum Is This it? (2001).

Yo era aún parte de la ultraderecha del rock —que exige solos de guitarras y repudia la electrónica — cuando escuché Psyence Fiction de UNKLE. Mis posiciones musicales nunca volverían a ser las mismas. El disco es una celebración hip hop de la música de los noventa, dirigida por James Lavelle y DJ Shadow con colaboraciones tan versátiles como Thom Yorke de Radiohead, Richard Ashcroft de The Verve, Jason Newsted de Metallica, Mike D de Beastie Boys, Ian Brown de Stone Roses y Badly Drawn Boy. La agresiva apertura de Guns Blazing (Drums of Dead Part 1) es contundente.

16 de febrero de 2008

Música y Vida

Episodio 0

Los muchachos de Noche Pasta me convocaron para realizar un playlist musical para publicar en su sitio. Desde un inicio deseché la idea de elegir mis 12 canciones favoritas o alguna cursilería así. Opté por el guión curatorial de conformar un documento de audio que narrara la construcción de mis gustos musicales. ¿Por qué escucho lo que escucho? ¿Por qué escucho como escucho? Me propuse recolectar las canciones que de algún modo significaron un cambio de rumbo en mi melomanía.

La tarea pronto me rebasó: hurgué en mis archivos, desempolvé casetes, abrí estuches de discos compactos que no se abrían en al menos 8 años. Oí, oí y oí. Terminé con la friolera de 30 canciones, casi 3 horas de música, y eso ya contando dolorosos recortes de grupos y canciones que consideraba indispensables. Reviví momentos y recordé quien he sido a través de canciones. La exploración introspectiva fue digna de un estudio de psicología clínica. Desde aquel reproductor de cintas transparente que compré a los 9 años hasta mi iPod Touch.

Finalmente, mezclé un set de una hora con 14 temas —o al menos fragmentos de ellos— ordenados no cronológicamente. Quizá no deba tomarme algunas cosas con tanta seriedad... pero definitivamente las vivencias generadas valieron la pena.

14 de febrero de 2008

Flores y Chicas

En los tiempos de la preparatoria, las chicas populares recibían cientos —literalmente— de claveles el 14 de febrero. Las feítas a lo mucho se iban con uno o dos... dependiendo de la cantidad de hermanos que tuviesen.

12 de febrero de 2008

Bitácoras y Médicos

Al finalizar cada episodio de Doggie Howser, el precoz doctorsito encendía una arcaíca computadora en la que capturaba una suerte de diario. Doggie tecleaba letras verdes en la pantalla negra, plasmando reflexiones y moralejas aprendidas durante el capítulo. ¿No crees que Doggie Howser es el inventor de los blogs?

10 de febrero de 2008

Estrellas y Amarillismo

Ya basta, ¿no? Dejen en paz a Britney. ¿Por qué no mejor van y joroban a Avril Lavigne? Esa muchachita sí que está perdida.

8 de febrero de 2008

Poses y Filósofos

Hablar de Kant y Hegel en un lugar donde se consumen chelas es de los actos más pretenciosos que conozco. Hablar de Nietzche en cualquier contexto también lo es. Sentarse a leer un libro de Sartre en lugares como escalinatas de museos, mesas de cafés o pasillos de oficinas públicas resulta de lo más pose. Comentar la poesía que se lee en un bar iniciando con "precisamente esta mañana que leía a Fernando Savater..." es hasta de perdedores.

2 de febrero de 2008

Cielos y Conflictos

Una creencia generalizada acerca de El Cielo es esta especie de paraíso personalizado, donde el alma del fallecido pasa la eternidad en un ambiente que para él sería ideal. Me explico: para un músico de jazz, su cielo sería un bar donde estaría tocando su saxofón; para un puberto de esos que andan en patineta, una serie de albercas vacías y mediaslunas de madera; o una biblioteca para un ñoño.

Bien. Ahora que ha fallecido el Padre Maciel, su paraíso sería una sacristanía llena de acólitos entre los 7 y los 10 años, vistiendo sus tuniquitas blancas y nada debajo. Esto, ¿no entraría en conflicto con los valores de El Cielo? ¿Qué clase de tribunal decide tales cosas?