29 de noviembre de 2011

Libros e intereses

Algunos libros los compro y otros me los dan. Dedico una sección de mi pequeño librero a la categoría Los Que Voy a Leer y, cuando termino un libro, enfrento los lomos de los que no he leído e intento decidir cuál sacaré para cargar conmigo a todas partes. Generalmente intento sacar un libro que esté de algún modo alejado del que recién terminé, ya sea en idioma, año de publicación o género.

En ocasiones, el libro que leo me acosa. Pienso en él todo el día y no pierdo oportunidad para leer al menos algunas páginas. Al leerlo, me entusiasmo de modo que comienzo a leer tan rápido que de pronto debo detenerme y regresar algunas líneas; ignorando las ganas que dan de asomarme algunas páginas más adelante a ver qué pasará. Luego me doy cuenta que apenas llevo algunos días con el libro y ya me faltan menos de veinte páginas para terminarlo. Entonces ocupo mis tiempos de lectura en revistas o artículos de Internet, porque no quiero que se acabe.

Hay otras ocasiones en que inicio el libro y lo olvido. Llegan los momentos que regularmente ocupo en leer y me busco otras cosas qué hacer. Abro las páginas, avanzo algunas y me doy cuenta que solo mis ojos seguían la lectura y que realmente no sé qué acabo de leer. A causa de mañas inculcadas por el sistema escolar, solía forzarme a terminar todos los libros que comenzaba, incluidos estos. Ya no. Leo por ocio, por placer. He aprendido a desprenderme y ahora me atrevo a abandonar libros en la página veinte, incluso de algunos de mis autores preferidos como Saramago o Palahniuk.

4 comentarios:

Roberto Cabello dijo...

Vaya, qué genial.

Kolonoskopia dijo...

Si yo pudiera hacer eso sería genial. Me refiero a lo de los idiomas y a dejar un libro si no me gusta.

Algunas veces, existen otros que simplemente son difíciles en la lectura pero muy interesantes en el contenido.

Yo no tengo autor favorito, creo que tengo que leer más.

Valencia Nájera dijo...

Eso ya te lo había leído en otra plataforma del Internet.

Salvador Quintero dijo...

Yo todavía tengo dificultades para desprenderme de libros que no me encantan desde el principio, más que nada por el sentimiento de "ya lo compré ahora lo leo". En fin...