No sé si lo hayas notado, pero cuando finalmente logras sustraer un trozo de carne que lleva más de tres días escondido entre tus dientes, no tiene más su característico color café rojizo: se vuelve blanco. Pareciera un grano de arroz flácido.
Esto me ha llevado a reflexionar acerca del color de la materia orgánica. Siempre creí que las partes de un ser vivo eran intrínsecamente de cierto color. Pero quizá no sea así. Comienzo a sospechar que nos conformamos de una especie de materia prima blanca, la cual es en algún momento pintada para quedar como la conocemos: la lengua humana será así rosada, las agujas de los pinos verdes, las crestas de los gallos rojas y los penes de los perros naranjas.
Este proceso de pintado, de comprobarse, abriría la posibilidad teórica de que se presentasen errores. Aberraciones del proceso de coloración. Veríamos entonces una vaca con ubres azules, un nopal con pencas blancas, un mandril con las nalgas melocotón y un hongo con la seta tornasol.
Este proceso de pintado, de comprobarse, abriría la posibilidad teórica de que se presentasen errores. Aberraciones del proceso de coloración. Veríamos entonces una vaca con ubres azules, un nopal con pencas blancas, un mandril con las nalgas melocotón y un hongo con la seta tornasol.