
Esta función posee dos aplicaciones de extrema utilidad. La primera de ellas es el apoyo que brinda a las personas que son incapaces de reconocer rostros, patología conocida como prosopagnosia. Antes de inventarse la detección de rostros, cuando se le pedía a un paciente diagnosticado con prosopagnosia que tomase una fotografía de los, por ejemplo, asistentes a una fiesta, el resultado eran imágenes de sombreros, televisores o gatos, cuando todos sabemos que los que nos interesa de estos registros son, precisamente, las caras de las personas. Es hoy una realidad que cualquier persona con prosopagnosia puede no sólo valerse de la detección de rostros para tomar fotografías significativas, sino que puede cargar su cámara consigo a todos lados viendo a las personas a través de la pantallita y, efectivamente, reconocer sus rostros.
La segunda aplicación es la detección de entes que, adoptando la apariencia de humanos, se infiltran en nuestras vidas. Si en una reunión de trabajo uno de los asistentes es acusado de ser en realidad un androide enviado por la competencia, no resta sino tomar una cámara fotográfica con detección de rostros y ver si le enmarca el supuesto rostro en la pantalla. Demonios, mutantes, extraterrestres, gnomos y Steven Tyler pueden también ser desenmascarados con este método.
3 comentarios:
Pero, ¿y la sangría?
eso de la prosopagnosia esta casi tan interesante como el sindrome de cottard
pensé que era la única persona en el mundo, a la que le parecía total y rotundamente inservible y absurda la nueva funcionsita ésa del reconocimiento de rostros., Fiuf! No estoy sola.
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