Ahora el calor, ese es el enemigo. Utilizas cualqier cosa qe esté a la mano como abanico -aunqe a mediano plazo el esfuerzo qe le dedicas se convierte en un contraproducente aumento de temperatura. Te tomas un refresco helado, con lo qe sólo logras agregar combustible a tu caloriaje. Sientes una peqeña gota deslizarse por el medio de tu espalda y te sacudes la playera para facilitar la circulación del aire. Estiras tu labio superior y, haciendo biscos, puedes observar peqeños globitos de líqido alojados en él.
Y luego está EL CALOR con mayúsculas. Sencillamente te rindes. Te das cuenta qe no importa cuánto esfuerzo y creatividad inviertas, el calor estará ahí. Tu espalda estará unida a tu ropa por una sola mancha de agua. Tus cejas y tu nariz serán para tu rostro lo qe las gárgolas son para las catedrales. Te bloqeas. Piensas "tengo calor y no puedo remediarlo, sudaré y no puedo detenerlo". Y entonces, justo al resignarte y dejar de intentar, eres feliz.
Algún día extenderé esa actitud a mi vida en general. Suena lógico.
El Fuerte, Sinaloa; México.
2 comentarios:
Ese Cuñadillo! saludos desde Chihuahua (que raro decir eso)
cuanta pinche verdad, el frío es la onda.
Por cierto, el anonymus es puto
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