18 de octubre de 2022

Balones y recuerdos


De México 86 no me acuerdo de ningún partido más que de los que jugábamos en una callecita atrás de la primaria, y me acuerdo de que todos los que estábamos en campo queríamos ser Zico y todos los que estaban de porteros querían ser Pablo Larios, y de que consulté las banderas de los países participantes en una enciclopedia que había en la casa. 

De Italia 90 me acuerdo que para mis amigos y para mí no fue tanto drama que México no hubiera ido, y de que en un recreo fui al salón de audiovisual de la escuela porque ahí había una tele con los partidos y pasé junto a un wey que se llamaba Pepe que me aventó y volví a pasar y me volvió a aventar y volví a pasar y me volvió a aventar pero esa tercera vez caí desastrosamente sobre unas bancas y la que me gustaba estaba ahí y fui a sentarme hasta adelante para que nadie me viera la cara mientras lloraba. 

De Estados Unidos 94 me acuerdo que estábamos viendo los penales de México contra Bulgaria en la casa de Frank y que cuando nuestro equipo tiró el último apagué la tele con el control remoto y todos se pararon gritando y tardaron un rato en entender qué había sucedido. 

De Francia 98 me acuerdo que fui a tocar con mi banda a la Universidad Interamericana justo cuando estaba el partido de México contra Países Bajos y los estudiantes de la uni estaban encabronados porque los tenían en el evento a la fuerza y nosotros estábamos encabronados porque cuando agendamos la tocada no sabíamos que iba a haber un juego de México y entre dos canciones alguien se asomó al patio donde estábamos y gritó que gol del Matador. 

De Corea Japón 2002 me acuerdo que quedamos de vernos de madrugada en el museo donde trabajaba en Ciudad Juarez para poner el partido de México en la tele de la sala central y el wey que nos iba a abrir nunca llegó y nos fuimos como veinticinco personas a verlo en la diminuta tele de mi departamento. 

De Alemania 2006 me acuerdo que nos juntamos en mi casa a ver un juego y luego nos quedamos el resto del día viendo DVDs de conciertos y mi hija que todavía estaba bebé se enchiló con unos Doritos, y de estar platicando con mis amigos acerca de los partidos en el bar Reforma.

De Sudáfrica 2010 me acuerdo que mandamos traer burritos para todos los que trabajábamos en el museo para ver el partido inaugural y que la jefa nos lo recriminó como dos meses, y de que me pareció inverosímil que México vistiera de negro, y de que nos quedamos en un hotel después de una borrachera y por la mañana en ese cuarto vimos el golazo de Maxi y ya no nos quisimos quedar a desayunar. 

De Brasil 2014 me acuerdo de que me perplejaba que tantas personas escribieran “Brazil” con zeta, y de que supimos que Ochoa no había atajado el penal porque escuchamos los gritos de los vecinos como medio minuto antes de que saliera en nuestra transmisión, y  de que no vi el 7-1 de Alemania porque estaba en una junta del trabajo y que juré que eso no me volvería a pasar.

De Rusia 2018 me acuerdo que pensaba mucho en que era el primer mundial que mi papá no veía, y de que dejamos que los niños abrieran unas bolsas de dulces para que se entretuvieran y nos dejaran ver el partido de México contra Alemania y que tenían unos polvitos de colores regados y los lamían directamente del suelo.

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