
Alejada, al final de un pasillo, la muchachita de Coors Light sobresalía por su timidez. Era —o al menos parecía ser— mucho más joven que las demás, se notaba que no tenía experiencia en levantar paquetes de seis latas de cerveza y era obvio que no estaba acostumbrada a usar ese tipo de ropa, ya que sus inocentes bragas se podían apreciar perfectamente a través del ajustado pantalón blanco. Su estrato socioeconómico, cabe señalarlo, también parecía ser de más altura que el de las demás.
Más que a comprarle cerveza, la muchachita de Coors Light incitaba a que la rescataran. Esperé a ver si algún caballero aparecía, la cubría con una manta y la sacaba de ahí diciéndole que con él nunca más volvería a verse forzada a pasar una situación así. Pero los únicos caballeros que se le acercaban lo hacían por su espalda para tomarle fotografías con sus teléfonos celulares.
2 comentarios:
Es completamente verdad, ya lo había pensado y justo ahora leo que no soy el único. Aunque hay casos extremistas en los que piensas que la chica necesita ser rescatada y otros en los que pareciera que la mujer va a devorarte y obligarte a comprar.
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