5 de octubre de 2010

Sueños y Ovejas

Miren que yo asistí a la Escuela de Psicólogos y tuve acceso a las tretas y marañas de muchas de sus charlatanerías. Se han escurrido ya algunos calendarios de los anuales desde entonces, y he rescatado dos o tres de las psicotécnicas para realmente hacer mejoras a mi cotidianeidad.

La hipnosis debe ser la estrella de las fanfarronadas de los tratamientos de la Psicología. A pesar de ello, tomé algunos de sus protocolos para combatir con eficiencia un detallito que me aquejaba desde la adolescencia: el insomnio. El procedimiento busca bloquear los estímulos externos al organismo, objetivo ideal para pasar de la vigilia al sueño.

Ahí te estás acostado, luces apagadas y ojos cerrados. Agudizando el oído con todo y orejas, hay que buscar los sonidos más lejanos posibles. Primero son difíciles de discernir, pero luego uno escucha los silbatos del tren, grandes camiones de carga que circulan por libramientos alrededor de la ciudad, sirenas de vehículos de emergencia. Sigue entonces identificar los ruidos que nacen en los alrededores. Los del barrio. Los aparatos que climatizan las casas de los vecinos y la propia, los chavalos que en pleno martes dan la vuelta con sus amigos y con Bacardís en la camioneta de su mamá y los perros que ladran y husmean y mordisquean la ropa tendida de los vecinos nacos que no tienen secadora a gas. El penúltimo estadio trata de los sonidos de la casa, que ya haciendo conciencia resultan ser tantos y tan variados. Los techos y las paredes crujen, el refrigerador ronronea y la hija respira que parece que suspira. Para terminar, llegan los ruiditos más personales, la bandita sonora del propio cuerpo que, de nuevo, al notarlos se sorprende uno de no haberlos descubierto antes. Lo más ruidoso es todo lo relacionado con la gastroenterología, con las panzas y tripas sonando y sonando. Pero también el corazón palpita y la sangre fluye y los pulmones se inflan y se desinflan y las articulaciones chasquean.

Generalmente, me quedo dormido en la etapa de casa.

9 comentarios:

SrDonRak dijo...

Se escribe «estadio», sin acento.

Tasta dijo...

Mejor post ever.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
no orto dijo...

¿Penúltimo estadio? O ¿estado?, No hay insomnio que aguante tres puñetas.

Tasta dijo...

Mamaste, sí funciona.

Ll dijo...

nunca he necesitado mas de dos

CASYNS dijo...

Me pregunto si pudieras domir en un rancho?, ahi percibes los sonidos totalmente distinto a los de a ciudad.

AMISTEN dijo...

Creo q eso sucede cuando tienes problemas de alguna indole, y se produce el imsomnio por tener la mente en otro lado, yo solo me acuesto cierro los ojos y al escaso minuto estoy dormida.

Anónimo dijo...

No se usa signo de puntuación (,) antes de una conjunción (y)