29 de noviembre de 2009

Pantanos y Escapes

Se presentó una situación con el sistema séptico del bar. Con no poca repugnancia, vimos como de ambos baños surgía una pantanosa sopa. El olor a miados era espeso y en pocos minutos los bloqueos olfativos lograron que ya casi nadie lo notara. Agrego aquí que desde que nos fue prohibido fumar en ellos, los bares huelen todos a pipí. La tortura higiénica pronto hizo mella en mi sistema psicológico, y alucinaba que mi calzado y la parte baja de mis pantalones estaban empapados y que la humedad subía poco a poco por la mezclilla.

Algunos quisieron irse a casa, pero la inmundicia bloqueaba el pasillo que llevaba a la puerta. Ilusos, los empleados tendieron sobre la charca algunas tablas a manera de puente, sólo para verlas hundirse. Hubieron de habilitar una ruta de evacuación que atravesaba por la otra parte del bar, aquella donde había gente decorada con palitos luminosos sufriendo espasmosos bailes al ritmo de las tornamesas. Los rockeros fuimos instruídos a pasar rápidamente por entre la fiesta, advertidos de que a cualquiera que pareciese estarse moviendo al ritmo del rave le sería cobrada la cuota de admisión.

6 comentarios:

Alfonso Varela dijo...

Ja! Qué buen post

Shellwyz dijo...

"No bailen porque nos cobran"

A pesar de tanta chingadera resultó una boche bastante divertida!!

Shellwyz dijo...

NOCHE

mon. dijo...

un hedor espantoso. no entiendo qué pasó con la antigua separación del bar.

Isela dijo...

Orale..! Se ve que se divierten a lo grande en el norte..

Anónimo dijo...

isela siempre se equivoca de post. Esa noche cerro el grupo miados