Hace poco pronosticaba mi visión de la versión fílmica de El búfalo de la noche. Ya la vi. En mucho acerté. En otro tanto me equivoqué. Mira.
Antes que nada, me convencí a de no esperar una versión fiel a la literaria, pues es obviamente imposible insertar en dos horas todo el meollo con que Arriaga nos mortifica y acosa en el libro. Algunos personajes se eliminaron y, en caso de que tuvieran alguna participación importante para la trama, sus lineas fueron absorbidas por otros monos. La síntesis del guión, si bien resulta una cirugía mayor, no deja cicatrices muy visibles.
Disfruté el hecho de los vislumbres que se dejaron para los que conocemos la historia original y que probablemente hayan pasado desapercibidos —o quizá como innecesarios— para el resto: las mangas largas de Manuel (Diego Luna), el apenas perceptible acento español del invisibilizado Camariña y la cámara siguiendo el cigarro de Tania hasta el piso. Mención aparte merece la escena de Rebeca —gracias a Dios interpretada en toda su desnudez por Camila Sodi— que para aquellos que no se chutaron el libro podría parecer un capricho de la producción para mostrar a una estrellita en pelotas; pero no, el chiste de Rebeca es precisamene ese: no tiene nada que ver con el resto de los hilos de la trama, funcionando como guarida y escape para el angustiadísimo Manuel.
La elección del elenco parece adecuada. Sí, quizá venga la mayoría de culebrones* de TV Azteca, pero se acoplaron a lo grotesco de los desnudos, a las mamadas y a las miadas sin miramientos, mostrándolos como algo cotidiano. Especial aplauso a Margarita, que se plasma con exactitud física e histriónica como la mostrada en el libro. Especial bulla para Gregorio, quien debía ser el personaje con mayor fuerza psicológica y aparece como un patarato.
Mi peor temor resulto ser infundado: mira qué pánico me dio al ver los cortos musicalizados con un tema de Aleks Syntek e interpretado por Alejandro Fernández. Pues no te preocupes: la trama requería una canción cursi y melosa, la cual inclusive Manuel desconoce por banal y chafita;y esa es la canción de Syntek. Que sarcasmo. Supongo fue idea de Arriaga. La banda sonora es obra de Omar Rodríguez-López, el pocho de The Mars Volta, banda que si bien no soporto, en El búfalo de la noche luce a la par de la historia e incrementa su intensidad.
Cerremos con las quejas. Chafísima la inclusión de fondo de Qué Tal Fernanda: ya sabemos que la insoportable parralense formó parte del equipo que produjo la película, pero no era necesaria la autopromoción. Fatal el dejar fuera de la trama los terrores nocturnos provocados por el búfalo de la noche... o sea... ¡así se llama la película! Irrespetuoso para los lectores el haber cambiado a los jaguares por lobos. Y, especialmente, haber cambiado el final. De verdad, la adaptación iba más que aceptable y ya al final cagar todo para sacar el finalazo romántico marca Televisa... no valía la pena. Le doy cuatro chubacas.
*¿Por qué coño se les llama “culebrones” a las telenovelas?
6 comentarios:
No he leido el libro y aceraste en que me parecieron innecesarias la mamada, la miada y la vieja encuerada.
Ahora tengo una imperiosa necesidad de leer el libro =3
De verdad qe si deberías. De verdad verdad.
Pues ni el libro ni la película, no puedo hablar mucho al respecto.
Pero lo que te puedo decir gracias a que pertenezco a la Real Academia de TV Azte.. ejm... de la Lengua. A las telenovelas se les llaman culebrones porque es una mezcla de culos y cabrones que se entremezclan de manera retorcida para generar una venenosa adicción.
Saludos
0=3
A mi el resultado de la película me pareció desesperante. Estuvo mala por la pretención de ser buena. No por lo que mostró si no por lo que no se plasmó.
Si deseas dale un vistazo a comentario que hice en mi blog sobre la misma peli.
Saludos,
Maxi
No he visto la película, pero te recomiendo que le des otro clavadito a algún disco de Mars Volta, es cierto que no son fáciles de digerir al principio (como muchas buenas bandas) pero puedo asegurarte que tienen una gran calidad musical.
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