29 de agosto de 2006

Darwinismo y Filantropía

Mas que un acto conciente y dirigido a alcanzar un estado ideal de existencia, la evolución es una serie de errores –y a propósito omito el “ensayos”- entre los cuales existe un bajísimo porcentaje al cual una especie puede sacar provecho. Así, de pronto un humano mutó su mano, saliéndosele el pulgar de la filita de los dedos para colocárseles retadoramente enfrente. La malformación pegó y míranos hoy: la epítome de la naturaleza.

Pero los humanos tenemos un defecto imperdonable: no dejamos a la naturaleza continuar con su trabajo evolutivo. Míranos, protegiendo a las mariposas monarcas, derrochando nuestros recursos salvando a las ballenas grises y apoyando la cada vez más escasa reproducción de los pandas. ¿Qé no se dan cuenta? Estamos deteniendo la evolución. Son débiles qe deben extinguirse y se los estamos evitando.

Claro. No faltarán los greenpeacistas fanáticos qe digan “es qe es el hombre qién está acabando con su existencia”. ¿Y luego? ¿Acaso el hombre no es sólo un animal más en la competencia? Si no aguantan, qe mueran.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Los tarahumaras no deben extinguirse!!

Anónimo dijo...

Yo no tengo pedos con que salven animales que estan desapareciendo por nuestra culpa, pero las asociaciones para mongolitos y demás personas "con capacidades especiales"

Alfonso Varela dijo...

Eso cabro! ya vez, ¿que te costaba?

Unknown dijo...

¿Y, entonces, qué?, ¿te gustaría vivir sólo con ratones y cucarachas?, a mí no, por mí que sigan defendiéndolos.