Alguna vez yo fui niño. Un niño bonito, además. De lunes a viernes me ponía un pantalón gris con un suéter rojo y azul y me dejaba llevar al jardín de niños del Instituto Benjamín Franklin, todo esto en la Ciudad de México. Siendo como eran los principios de los años 80, cargaba con mi lonchera metálica de los Duqes de Hazzard -además de qe insistía en entrar al carro de la ronda por la ventana. Mi lonchera invariablemente contenía, entre otras cosas, un Almon Ris y una bolsa de Pizzerolas. Pero eran Pizzerolas de verdad, no los Doritos Pizzerolas de ahora.
Pues ahí me tienen en la cafetería del Museo a la hora de la comida, discutiendo sobre la proporción áurea y trivialidades de esas cuando me pasmó un pensamiento. ¿Por qé Sabritas está agrupando su gama de productos bajo un mismo nombre? Doritos Nachos, Doritos Verde Radiante, Doritos Enchilados, Doritos Incógnita (cada vez más difícil de conseguir en empaqe individual), Doritos Pizzerolas, Doritos del Diablo, Doritos Guara Guara... Las pobres Qesabritas -también representativas de mi infancia- ahora son Cheetos Bola: un hermanito más de los Cheeto's Torciditos, los Cheetos Colmillitos y los exóticos y poco conocidos Cheetos Toing. Esos Cheetos Colmillitos, otrora Drakis, si qe no tienen nada qe ver con el resto de la prole de Chester Chetos.
Yo digo basta. No más. Saboteemos a Sabritas. Si permitimos esto, pronto los Fritos, los Rancheritos y los Crujitos serán morbosamente emparentados. ¿Vamos a permitir eso?