Uno de los temas favoritos entre quienes disfrutamos hablar de música es el de los formatos. Nos metemos en –a veces ya trilladas– tribulaciones de cómo cambiamos del casete al disco compacto y del disco compacto al mp3. En 2011 me sorprendió que no tenía en edición física uno de mis álbumes favoritos del año. Este 2015 me sorprende que cuatro de mis discos predilectos del año no los tengo ni siquiera en versión digital, sino que los he escuchado exclusivamente por servicios de transmisión en línea como Bandcamp o Spotify.
En fin. El tema aquí no es ese, sino compartir los que son mis álbumes favoritos de este 2015, los cuales presento siguiendo el consabido orden del alfabeto.
Fading frontier, de Deerhunter. El sonido deforme de Deerhunter tiene ya catorce años de estarnos trastornando. Al parecer la banda alterna un disco experimental y uno más conservador. Su lanzamiento de este año es de la segunda categoría y en él Bradford Cox se confirma como uno de los compositores más completos de mi generación.
Hasta la raíz, de Natalia Lafourcade. Luego del extravagante Hu hu hu y el meloso Mujer divina, esta mexicana regresa con un trabajo sumamente personal y sincero. Escuchamos el disco biográfico de una mujer que conocimos desde niña y que hoy es una exponente madura y sin nada por demostrar.
Llora conmigo, de Parábolas del Bosque. La melancolía fue fielmente retratada por una banda que la pinta con guitarras discordes y una voz inocente. Esta grabación corta nos lleva desde el arrullo hasta la mortificación en apenas unos minutos.
Moctezuma, de Porter. Quizá la sombra del Porter de antes no haya permitido a este nuevo disco brillar con la intensidad que merece. La propuesta es sencilla: esta banda tapatía presenta un sonido del México contemporáneo.
No hay quien se salve, de Los Mundos. El sonido saturado que el dueto logra en este álbum es de esos que muchos aborrecen, pero que algunos otros seguimos como viciosos.
Por acanga, de Los Tres. Con todos los años que ya se cargan encima, estos chilenos –o quizá sea su líder, Álvaro Henríquez– no dejan de refrescarse. Así lo demuestran con esta grabación, en la que incluso se toman la libertad de incluir su versión de un tema de Juan Cirerol.
SremmLife, de Rae Sremmurd. En realidad no añadía nuevos géneros a mi música desde que me acerqué a la electrónica a finales de los noventa, pero lo que este dueto presenta en su primer álbum sacude a cualquiera.
The agent intellect, de Protomartyr. No había terminado de digerir su álbum anterior cuando ya me tenía este nuevo servido en la mesa. La banda toma esa actitud de rock directo y de borrachera que nunca pasa de moda.
The magic whip, de Blur. Me causó mucha alegría que una de mis bandas favoritas no dejara su reunión en una mera celebración nostálgica. El cuarteto de nueva cuenta compuso y produjo nuevo material que, aunque sin duda es rock adulto, no rompe con el espíritu al que nos tenían acostumbrados.
Yo maté a tu perro, de Yo Maté A Tu Perro. Lo escucho, lo escucho de nuevo y lo vuelvo a escuchar. Este disco logra ese efecto –que se presenta poco– en que las canciones te son familiares desde la primera vez que las escuchas.
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https://soundcloud.com/the-icarus-line/sets/all-things-under-heaven-by-the-icarus-line
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