Los anuncios de juguetes que salen en la televisión son uno de los modos más sutiles de crueldad. En la pantalla aparecen niños o niñas jugando de manera fantástica con los monos de acción o con las muñecas. Pero esta es una fantasía que parece realizable: los juguetes no se mueven solos y los escenarios son patios o recámaras como los que se pensaría cualquiera puede tener. Sin embargo, resulta imposible emular en la realidad las escenas que se muestran ahí.
Como si esto fuera poco, al final del comercial, luego de que el espectador se ha enganchado con la emocionante posibilidad, la voz del narrador anuncia que no se incluyen los personajes y que los accesorios se venden por separado. Pero lo dice en un tono de voz que, más que informativo, parece de burla. El muy hijo de puta.
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo, sobre todo hablando de lo del narrador. El tono que utiliza es verdaderamente irritante.
Tienes toda la razón, el texto está muy bien escrito.
Te felicito.
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