8 de enero de 2011

Velas y Pueblos

Asesinaron a su hija y a nadie le importó. Liberaron al asesino confeso de su hija y a nadie le importó. Caminó de Cd. Juárez a Chihuahua para solicitar justicia y a nadie le importó. Averiguó dónde estaba el asesino y a nadie le importó. Se plantó afuera de Palacio de Gobierno con pancartas y mantas reclamando la justicia que por derecho le correspondía y a nadie le importó. La asesinaron en la acera, frente a la entrada principal del Palacio de Gobierno.

Antes de que siquiera se secara el oscuro charco de sangre, se colocaron algunas veladoras en su memoria. Luego otras. Y otras tantas. Y en unos cuantos días las veladoras formaron un perímetro alrededor de Palacio de Gobierno. Hoy las veladoras son celosamente custodiadas por los chihuahuenses. Si desaparecen algunas, de inmediato se coloca un cartel acusando al gobierno de robaveladoras. Si alguien intenta recolocar algunas para que no obstruyan las entradas, se arman tremendos alborotos. La prensa está siempre pendiente del estado de la fila de veladoras y acusa eficientemente cualquier cosa que pudiese pasarles. Esas veladoras sí que nos importan.


7 comentarios:

no orto dijo...

¿Qué no leíste Macario, Guso?

Gerardo dijo...

Escribiste "veladores", buen Guso.
Lamentable, lo de ella.

Bestia buena dijo...

Lo de ella y lo de todas. Lo de nosotras también; todo lamentable. Es terrible, Guso. Algo se nos tiene que ocurrir y pronto.

Nota: bonito blog.

tetrazepam dijo...

De lo mejor que te he leído.

Isela dijo...

Debe ser... porque no hemos aprendido a exigir, es más fácil darle simbolismo a un objeto, que hechos a una voz

Nothingman dijo...

Corto, claro e interesante, chingón Guso.

Y sí, somos todo un caso como sociedad...

Elisa Gómez dijo...

Entiendo tu punto Guso y quiero que sepas que estoy totalmente de acuerdo, hace días yo puse un estado que decía algo similar en facebook, y como todo era muy reciente casi me linchan. Si el mismo empeño que se pone en custodiar esas veladoras, la pusiéramos en informarnos y analizar la situación de Chihuahua, para que tragedias como la de Rubí no vuelvan a ocurrir, estaríamos más cerca de erradicar la impunidad.