Antes de que siquiera se secara el oscuro charco de sangre, se colocaron algunas veladoras en su memoria. Luego otras. Y otras tantas. Y en unos cuantos días las veladoras formaron un perímetro alrededor de Palacio de Gobierno. Hoy las veladoras son celosamente custodiadas por los chihuahuenses. Si desaparecen algunas, de inmediato se coloca un cartel acusando al gobierno de robaveladoras. Si alguien intenta recolocar algunas para que no obstruyan las entradas, se arman tremendos alborotos. La prensa está siempre pendiente del estado de la fila de veladoras y acusa eficientemente cualquier cosa que pudiese pasarles. Esas veladoras sí que nos importan.
7 comentarios:
¿Qué no leíste Macario, Guso?
Escribiste "veladores", buen Guso.
Lamentable, lo de ella.
Lo de ella y lo de todas. Lo de nosotras también; todo lamentable. Es terrible, Guso. Algo se nos tiene que ocurrir y pronto.
Nota: bonito blog.
De lo mejor que te he leído.
Debe ser... porque no hemos aprendido a exigir, es más fácil darle simbolismo a un objeto, que hechos a una voz
Corto, claro e interesante, chingón Guso.
Y sí, somos todo un caso como sociedad...
Entiendo tu punto Guso y quiero que sepas que estoy totalmente de acuerdo, hace días yo puse un estado que decía algo similar en facebook, y como todo era muy reciente casi me linchan. Si el mismo empeño que se pone en custodiar esas veladoras, la pusiéramos en informarnos y analizar la situación de Chihuahua, para que tragedias como la de Rubí no vuelvan a ocurrir, estaríamos más cerca de erradicar la impunidad.
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