La infección de mi hija en nariz y garganta cominó al médico a darnos tremenda receta, que incluía cinco mililitros de dos de las medicinas, diez de la otra y cuatro gotitas de la última; cada 8 horas. Con un estoicismo inusual para sus cinco años de edad, la pequeña abría su boca y cerraba los ojos para recibir las cuatro gotas, para luego explicar que era la medicina más horripilante de que tuviera memoria.
Tres días y nueve dosis más tarde, fue la madre quien aplicó las dosis. Ante los ominosos preparativos de la recetando para tomarse las asquerosas cuatro gotas, nos soltaron nuestro error a bocajarro: se aplicaban en el oído. Ups.
4 comentarios:
pobre burbu :(
Jajaja.
Au plaisir.
W!!! Es como cuando vas a armar la mesa para la tele!! Parece que no es gran ciencia y al final, te faltan o te sobran piezas!!! En este caso... pobre niña!! A ver si no los demanda!! Ah, olvidaba... estas en México.
Acerca de gotas e hijas,
Esta sera una de esas historias recordadas como : la vez que te dimos gotas en la boca e iban por los oidos jojo y todos reiran y reiran.
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