9 de febrero de 2010

Panes y Polvos

Cuando pequeño, ah cómo me gustaba el tostarme un pan y, aún calientito, untarle bastante mantequilla, esperar a que se derritiera y absorbiera, y volver entonces a untarle otra capa. Rápidamente, y antes de que se absorbiera esta segunda untada, le espolvoreaba una cuchara de azúcar, la cual sumada a la mantequilla formaba una costra blancuzca y quebradiza.

Una variante del platillo consistía en cambiar el azúcar por chocolate en polvo. La mezcla de mantequilla con chocolate no se costrificaba sino que creaba un lodito delicioso. En algunas partes de la superficie no se daba la mezcla y quedaban prístinas porciones de chocolate en polvo. De pronto, y justo al estarlo mordiendo, sucedía que expiraba por la nariz volando el polvo y entrándomelo en los ojos y haciéndome toser. Chin.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

y te dio diabetes infantil y por eso ya nada mas te acuerdas

Cabrón Insensible dijo...

Yo lo prefiero con mermelada o dulce de leche.

Igualito Nava dijo...

a mi me gustan los nevados de toluca