Fumarse un cigarrillo después de haber hecho lo propio con un puro resulta siempre una experiencia peculiar. La sensación en los labios es como la de estar sosteniendo un palillo para los dientes y, si no se tiene cuidado, podría uno terminar dándole tal jalón de aire que el golpe de humo podría colapsarle los pulmones.
2 comentarios:
:S iuwwwk...
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Jan no quiere volver a su Palacio :( ¿podrías de casualidá conseguirle chamba en tu museo?
Cuando aprecias un puro o el tabaco de pipa, fumar un cigarrillo pasa a ser quemar papel.-
Si gustas, puedes visitar mi blog: purosrobustos.blogspot.com
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