17 de enero de 2006

Impuestos y Realidades

Crecí y me compré un auto. Es duro pagarlo cada mes. Al adqirirlo cubrí el Impuesto al Valor Agregado. Luego cada año debo pagar la mentada tenencia y cada tres el cambio de placas. Entre más nuevo es tu auto, más pagas. Entre más ilegalmente introducido al país es tu auto, pues menos pagas. Es más: ni siqiera pagas. Pero bueno, tenemos carreteras y calles pavimentadas por las cuales mi ya-no-tan-nuevo-auto circula con seguridad y comfort. Un momento: ahora recuerdo qe cuando utilizo las carreteras pago una cuota y qe cuando pavimentaron mi calle los vecinos debimos aportar el dinero del trabajo. Diablos. Aqí hay mofeta encerrada.

Un gringo me dijo: "ouye... ¿qé nou osteres ser el qintou productour de pitróleo en el mundou? Usteres no debrían pagar taxes, debrían recibir cheqes dal gobiernou". Tal vez no sea para tanto. Si qisiera recibir cheqes del gobierno pues volvería a tomar mi trabajo de asesino secreto -me están insistiendo mucho con ese Hugo Chávez- o me mudaría a Kuwait. Es más. Yo ni me qería qejar. Me cae tan mal la gente qe se la pasa qejándose de este tipo de cosas.

2 comentarios:

Guso dijo...

Muchas historias interesantes se han creado sobre el origen de esta palabra. Una
de ellas cuenta que *gringo* habría surgido del sistema de señales de los trenes
ingleses, cuando éstos fueron instalados en México, en particular, de la luz
verde, que indicaba que el paso estaba abierto: **green go** (verde, ir).
Sin embargo, *gringo* es una antigua palabra española. Veamos cómo la define el
diccionario académico (1884):

Gringo - Voz usada familiarmente. Vale tanto como griego en esta frase: hablar
en gringo. Hacerlo en un lenguaje ininteligible.

Antiguamente existía la costumbre de mencionar las locuciones latinas junto con
su forma en griego, hasta que en cierta época la Iglesia católica determinó que
la comprensión del griego no era necesaria para la erudición católica. A partir
de ese momento, fue considerado un idioma extraño y, como tal, se convirtió en
símbolo de cualquier habla incomprensible.
En el diccionario de Esteban de Terreros (1765-83) se explica que «gringos
llaman en Málaga a los extranjeros, que tienen cierta especie de acento, que los
priva de una locución fácil y natural castellana, y en Madrid dan el mismo
nombre con particularidad a los irlandeses».
En América el vocablo se popularizó con variantes: en México es usado casi
exclusivamente para referirse a los estadounidenses; en la Argentina se aplicó
en la primera mitad del siglo xx a los italianos, aunque actualmente se tiende a
usarlo para denominar también a los norteamericanos.
Según Corominas, la alteración fonética de ‘griego’ a ‘gringo’ se habría
procesado en dos tiempos: primero, de *griego* a *grigo*, una reducción normal
en castellano y más tarde, de *grigo* a *gringo*.

Tomado de www.elcastellano.org

Anónimo dijo...

En alguna ocasion entrevistaron a un empresario magnate, millonario, de Arabia Saudita.
Le preguntaron 3 cosas que le faltaran por hacer.
No recuerdo sus primeros dos deseos, pero el ultimo era visitar Mexico para sorpresa de muchos.
Siendo algo tan "factible" dado sus niveles de alcanze, le preguntaron cuales eran sus intenciones.
Tan solo contesto:
-Quiero entender como es que un país con yacimientos de petroleo, es pobre.