Ayer regresé a un mundo al cual no había visitado en los últimos diecisiete años: el mundo de las fiestas infantiles. Aqí en el norte les llamamos "piñatas". Así somos. También cuando nos jutamos a comer carne asada llamamos a la reunión "carne asada". Entonces si cumples seis años le dirías a tu amigo "te invito a mi piñata" y si cumples veintisiete sería "te invito a una carne asada".
Las cosas han cambiado. Ahora los salones de fiestas tienen albercas de pelotas y túneles para hámsters pero del tamaño de los niños. A mi me hubieran gustado. Cuando yo iba a piñatas en el Castillo Encantado sólo había una fosa con trocería de esponja. Me acordé y me pareció tan patético.
Sin embargo, lo básico sigue ahí: algunos niños entran en pánico al ver la piñata, otros tiran las sodas, todos reciben sus bolsitas de dulces al final y la fiesta tiene un tema central. Ayer fue de los Little Ponys. Caray. Yo una vez fui a una de La Bamba.