Una exposición en el salón de Kathy me recordó una antigua tradición qe está reviviendo: los gatitos bonsai. Dediqé algún tiempo -y algunos gatos- a practicar este arte. Claro, tiempo después arrojé mi afición al mismo rincón donde dejé el tae-kwan-do, el tennis y el francés.
¿Por qé me alejé de esta viva expresión de la estética? Por lo de siempre: la ignorancia de la sociedad. Mal mostré mi primer trabajo terminado (un gatito gris cilíndrico) fui acusado de "cruel" y de "despiadado" y de "morboso". Prefiero ser eso a ser un ignorante e intolerante.