Qe padre conversar. Cuando lleno formularios en Internet, siempre pongo qe mis pasatiempos son la música, la lectura, el cine y las cosas de computadoras. Nunca pongo deportes ni actividades al aire libre. Digo, yo ya evolucioné. Pero si viniera la opción "conversar" juro qe marcaría esa y solo esa.
El fin de semana pasado tuve una buena conversación, de esas qe solo se pueden dar en la barra de algún bonito lugar. Ahí estábamos Leyva y yo, con nuestros codos sobre la barra del Zulu: él el derecho y yo el izqierdo. Siendo músicos como somos los dos, el rumbo de las palabras inmediatamente tomó ese rumbo. Por lo general, una plática entre músicos es una competencia a ver qien conoce a más grupos raros qe el otro. Qe si ya oíste Idiot Pilot, qe mira qe padre está Sígur Ros, qe ya salió el nuevo de Death In Vegas y qe Graham Coxon es más interesante qe el trabajo de Blur sin él. Pero en esta ocasión no fue así. Hablamos de letras. ¿Qé raro? No recuerdo nunca antes haber hablado tanto sobre letras.
La letra de una canción por lo general está confinada a ser una decoración del librito de un disco. Rara vez nos damos el tiempo de escuchar esas poesías disfrazadas de música qe vienen en casi todas las canciones. Las dramáticas sinsentido de Radiohead, las pervertida y obsenamente infantiles de Placebo, las seriamente cómicas de Faithless y hasta las cachondeses traviesas de Ely Guerra.