Claro. El peinado no estaba realmente de mi lado. Era más bien como un agente infiltrado. Ya se me hacía raro. La ley qé establecí sigue siendo certera: tu peinado siempre hará lo posible por hacerte qedar en ridículo.
Ahí ando yo todo contento con mi nuevo look. De pronto, durante una de esas publicables conversaciones qe mantengo a veces con Joe, caí en la cuenta de algo. Mía Natalia nacerá en menos de dos semanas. Dentro de 15 años estaré mostrándole fotos de su nacimiento y exclamará "no manches papá... mira como te veías" y entonces me cogerá de pretexto para ponerse algún arete o comenzar a drogarse. Es como cuando vemos fotos de nuestros padres vestidos como hippies. Muy Los Años Maravillosos.