Cuando tenía 15 años me parecía emocionante qe me encargaran mandados. Acababa yo de aprender a manejar, y si bien no me prestaban aqel flamante Spirit para ir a mis actividades sociales, vaya qe me lo facilitaban para todo tipo de enceres. Siendo así, no importaba cuál fuera mi destino: el Oxxo, la tortillería de la esqina o Pelotillehue; yo me iba en carro.
Conociendo estos antecedentes, no te sorprenderá saber qe hasta al banco me gustaba ir. No sé qe pensaba. Estúpidos bancos. Todos tenemos qe dedicarle al menos una visita al mes a algún banco. Yo hice una de las mías ayer. Tardé 40 minutos ahí dentro. Al menos en esta ocasión solo fui a uno.
Ahora procedo a justificar mi qeja. Hora de las estadísticas. Tomemos en cuenta el promedio de vida de un mexicano cualquiera (qe OBVIAMENTE no soy yo), el cual ha sido calculado en 75 años. Ahora supongamos qe todos comenzamos a manejar a los 15 años. Claro, mi estudio está sesgado por la existencia de cientos de miles de nacos qe nada más andan en camión, pero no puedo controlar la variable. Esto nos arroja el dato de que todos vamos al banco cuando menos una vez al mes durante 60 años. Si retomamos la figura de 40 minutos por visita, obtenemos qe pasamos 20 días enteros (más de 28 mil minutos) adentro de un banco. Esta cifra no resulta para nada escandaloso, por lo qe mis qejas han qedado totalmente injustificadas. Maldita sea. El punto es qe odio ir al banco. ¿Se requiere mayor justificación?