Téngala. Todo era cuestión de tiempo. Tras años de alimentarme en puestos de comida, cafeterías de museos y alimentos del Extra, al fin he contraído la enfermedad comúnmnete conocida como fiebre tifoidea. Según la amable doctora, me he contagiado de todas sus variantes posibles, a excepción de la fiebre de Bruselas, provocada esta última por lácteos. Me encantó qe se describe el mecanismo de contagio como "mano-boca-ano-mano". Ya ni qise saber a qé participante pertenecía cada cosa.