Al segundo lo encontré años más tarde cuando trabajaba en un museo y me turnaron el correo de un artista experimental y el mensaje venía firmado por él. Intercambiamos varios mensajes. Tenía años en otro país. Eventualmente le escribí Y, cuando vengas, ¿me vas a pegar? Respondió Jajajaja, no, ya no hago eso. Todo lo contrario. Soy muy pacífico. Qué vergüenza que lo hacía y que te acuerdes.
Al tercero me lo encontré después, en una reunión de los excompañeros de la prepa. Yo atravesaba el estacionamiento caminando cuando entró una camioneta a alta velocidad y se paró de un frenón. Cuando se bajó el cristal entintado de la puerta vi que era él. Dijo ¿Luego qué? ¿Aquí hay de tomar o hay que traer? Pues… las dos. Hay poquito y yo traje un vino y cervezas. Súbete, vamos por unos pistos. Me subí y fuimos a la licorería. No hablamos nada porque traía la música muy fuerte. Recuerdo que salió una canción de Ana Bárbara. No le pregunté que si me iba a pegar.
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