Conducía por el Periférico de la Juventud cuando comenzó a sonar. Era una de esas canciones que activan la sensación de que la conoces, que la has escuchado antes, que es tuya… a la vez que la desconoces y es absolutamente novedosa. Activar Shazam en el teléfono para identificarla era una posibilidad, pero yendo a ochenta kilómetros por hora en una vialidad sin altos la idea no era muy sensata, por lo que no me quedó de otra más que esperar a que terminara y que el locutor mencionara el título. Pero llegó el final y comenzaron los comerciales y ya nada se mencionó al respecto.
Cuando finalmente me detuve saqué mi teléfono, abrí Shazam y comencé a cantar. When they say repent… repent… repent… La aplicación respondió que no, que lo sentía pero no, que no podía reconocer temas cantados o tarareados por el usuario. Sintiéndome todo idiota, miré alrededor esperando que nadie me estuviera observando.
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