22 de enero de 2022

Bravucones y reencuentros

Me reencontré con el primero de mis tres bullies de la secundaria cuando empecé a dar clases en la universidad. El primer día entré a la sala de maestros y me saludó casualmente, como si nunca hubiéramos dejado de vernos, como si no me hubiera hecho llorar tantas veces. Me mostró alrededor y me compartió algunos tips. Luego le dije ¿Y no me vas a pegar? y reaccionó con vergüenza y dijo No sé por qué me sentía tan enojado y me desquitaba con ustedes, no es que estuviera enojado con alguien o algo en particular, sólo estaba enojado y por eso me portaba así. Me pidió perdón. Luego preguntó ¿Y el gordito al que le escupí en honores a la bandera? ¿Cómo se llamaba? ¿Lo ves? Quiero pedirle disculpas. Se llamaba Alfredo, no lo veo desde que salimos. ¿Y Daniel, el de lentes que se juntaba contigo? También quiero pedirle disculpas. Nos seguimos juntando. Lo veo muy seguido. ¿Y otro amigo de él? ¡Omar! Omar Castrejón. Ay, se suicidó hace como tres años. 

Al segundo lo encontré años más tarde cuando trabajaba en un museo y me turnaron el correo de un artista experimental y el mensaje venía firmado por él. Intercambiamos varios mensajes. Tenía años en otro país. Eventualmente le escribí Y, cuando vengas, ¿me vas a pegar? Respondió Jajajaja, no, ya no hago eso. Todo lo contrario. Soy muy pacífico. Qué vergüenza que lo hacía y que te acuerdes. 

Al tercero me lo encontré después, en una reunión de los excompañeros de la prepa. Yo atravesaba el estacionamiento caminando cuando entró una camioneta a alta velocidad y se paró de un frenón. Cuando se bajó el cristal entintado de la puerta vi que era él. Dijo ¿Luego qué? ¿Aquí hay de tomar o hay que traer? Pues… las dos. Hay poquito y yo traje un vino y cervezas. Súbete, vamos por unos pistos. Me subí y fuimos a la licorería. No hablamos nada porque traía la música muy fuerte. Recuerdo que salió una canción de Ana Bárbara. No le pregunté que si me iba a pegar. 

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