23 de agosto de 2019

Viajes y músicos

Comencé a escuchar a Mogwai por ahí de 2005 o 2006 y desde entonces comprendí que esta banda iba a ser mi estandarte. Una banda que iba a madurar conmigo, que iba a seguir siendo cool sin ser nostálgica. En este mismo blog se menciona a Mogwai de manera recurrente. Incluso en una entrada digo que Mogwai es la banda sonora de Guso Punto Com.

Condujimos 10 horas para verlos en Albuquerque, en un pequeño y ruidoso concierto. De mi edad, gordos, chingones.

Terminada la presentación salimos por la puerta que los llevó del escenario a la calle. Literalmente. En la acera Stuart le firmaba discos y playeras a alguien. Otro tipo, seguramente borracho –o drogado– esperó a que el guitarrista se desocupara y le dijo que él sólo quería un abrazo. Me metí a la conversación diciendo que yo nada más iba por un apretón de manos. Le dije a Stuart que ya los había visto en 2006, en 2011 y en 2014. Dijo que iban a estar el siguiente año en la Ciudad de México. Le dije que esto nos quedaba más cerca. Dijo que era pésimo para la geografía.

Volvimos a la mesa del bar. Bebimos. El bar se vació. Vimos a Barry buscando algo alrededor del escenario. Le grité ¡Barry! Vino. Le conté lo mismo que a Stuart y agregué que habíamos conducido diez horas para verlos, que era como darle tres vueltas a Escocia. Se rió. Subió a los camerinos y regresó cargando una maleta. Le pregunté si no tenía un roadie que hiciera eso. Rió de nuevo. Se sentó. Conversamos. Nos sacamos una foto. Se fue.

Nos vemos pronto de nuevo, Mogwai.