28 de junio de 2011

Libros y Cubiertas

Los que no saben nada de literatura y carecen de buen gusto son quienes no juzgan a un libro por su cubierta. A un contenido de calidad debería brindársele siempre la mayor atención al momento de armar su edición; desde su cubierta y portada hasta el colofón.

Son precisamente esos colofones otra de las principales características por las que juzgo a un libro. Una cubierta bien lograda que se acompaña de un colofón que dice “Para su composición tipográfica se emplearon las familias Bell Centennial y Steelfish de 11:14, 37:37 y 30:30 sobre papel Cultural” será seguramente adquirido por mí. Incluso, con un colofón de “Se utilizaron tipos Poppl-Pontifex BE de 10:16, 9:16 y 8:10 puntos” podría hasta tolerar una solapa deficiente.

A quienes jamás volteo para no verles las contracubiertas es a los libros que tengo en inglés, generalmente estadounidenses. Qué insulto que lo quieran convencer a uno de leer dándole la opinión del L.A. Weekly o, peor aún, jurando que la obra en cuestión es un bestseller. Y claro, jamás abriría un libro que autoproclama en su cubierta cuántas de cinco estrellitas le dio el New York Times, sin importar quién lo haya escrito.

1 comentario:

Gabby Ontiveros dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, todas las cubiertas de los libros deberían de tener la misma calidad y empeño que el autor puso en su escrito; sin embargo toda regla tiene su excepción; existen autores (no muy conocidos, obviamante)que de verdad merecen ser leídos aunque no se haya empleado mucho presupuesto en la publicación.
Otra excepción a esta regla, son los libros para niños que tienen portadas maravillosas, pero que al abrirlos insultan el coeficiente en formación de nuestros hijos, creo que por eso la mayoría de ellos vienen disfrazados en un papel transparente y una linda portada, que te desilusiona cuando llegas a casa y obvio ya lo pagaste.