7 de julio de 2005

Madres y Abuelas

A todo blog le llega su momento de seriedad. Todos pasamos por el post dramático, profundo o reflexivo al menos una vez en la vida bloggera. Hoy es ese día para el regularmente irreverente guso punto com.

Hace tres años y medio los doctores -"los doctores" es un personaje recurrente en las historias de enfermedades- le pronosticaron a mi madre cuatro meses de vida. En vez de dedicarse a contemplar el relojito de la cuenta regresiva, Albertina -qe así se llamaba la pobre- aprovechó para ir a Las Vegas un par de veces, visitar su natal Norogachi, conocer las Cataratas del Niágara, lograr la certificación isonoseqé para la empresa en qe trabajaba, poner sus mentados porchesito y duela en la casa, terminar una maestría en finanzas y conocer a su primer nieta.

Qe padre terminar tu vida como la terminó mi madre hace dos días. Mía Natalia -mi hija- fue como el final feliz de su vida. Ahora yo debo esforzarme mucho. Pero realmente mucho. Qiero qe mi hija se sienta tan orgullosa de qe yo sea su padre como yo lo estoy de haber sido hijo de Betty.