Batallé para encontrar el punto exacto del evento donde encontraría a mis amigos. Calles de un solo sentido -qe no era el qe yo necesitaba- y otras cerradas me impedían encontrar el lugar, aunqe perfectamente podía oir la música... punchis punchis punchis punchis.
Listo. Pasé por la peqeña puerta para enanos estratégicamente colocada en el centro de la cortina de acero qe cerraba la bodega. No lo podía creer. Acababa de retroceder casi cinco años en el tiempo. Estaba en el pasado. ¿Qé padre? Pinchadores de discos de Tijuana -si, esos qe estás pensando-, pantallas con visuales del folklor callejero mexicano, gente sudada a brinca qe te brinca y música hiptonizante suficientemente fuerte como para poder ser sentida además de escuchada... todo esto adentro de una bodega en una zona no muy bonita del centro de la ciudad. Así es. Estaba yo en un rave. Estaba yo en el año 2000.