No recuerdo a mis padres poniendo música en la casa, pero sí recuerdo cuando mi papá llegó de El Paso y armó el modular en la sala. El mueble era del tamaño de un refrigerador pequeño y tenía una puerta de vidrio que dejaba ver los módulos para tocar casetes, discos de vinilo o la radio. La tornamesa quedaba encima de todo y abajo se almacenaban los discos: había álbumes de mariachi, de guitarra clásica, de Abba y de sinfonías. Algunos seguían envueltos, con el celofán intacto.
De entre todos los discos sin usar recuerdo especialmente una compilación de The Beatles hecha por el Selecciones del Reader's Digest. La caja contenía ocho vinilos que como portada llevaban cada uno fotos de la banda a lo largo de su carrera y que incluían una reseña en la parte posterior. No sabía cuál era Paul ni cuál era George ni cuál era Ringo ni cuál era John, pero veía las fotos de los primeros tres discos e identificaba que este de esta foto era el mismo de esta otra… hasta que les salían patillas, barbas y bigotes y ya no podía distinguirlos. Duré unos seis años analizándolos sin poder poder trazar una línea segura entre los integrantes de 1962 y los de 1969.
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