Por fuera parece una casa cualquiera. Por dentro también. Pero si te metes al ropero de la primera planta y cierras bien la puerta puedes desmontar un panel del fondo y desde ahí acceder a un túnel por el que llegas a otras partes de la casa: conecta con la alacena, con una rendija de la lavandería y con los clósets de algunas recámaras. Los túneles son estrechos, pero cabes de pie en ellos. El que va del primer al segundo piso tiene una suerte de peldaños o repisas intercalados para subir y bajar. Por la parte de atrás, los pasadizos secretos llevan a una construcción abandonada donde originalmente iban a construir un club deportivo.
He soñado con esta casa desde que tengo memoria. Algún día la voy a construir.
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