26 de agosto de 2018

Álbumes y géneros

Obviamente lo encontré porque Thom Yorke colaboró en él. Sabía de DJ Shadow también por referencias que leí en algunas entrevistas a Radiohead, y había descargado algunos cortes suyos de Napster (la mayoría de los cuales recuerdo pero no he podido volver a encontrar, seguramente eran apócrifos). En MTV transmitían reiteradamente “Be there”, con la voz de Ian Brown. Pero el tema y el video me parecían monótonos. Sin embargo, a veces ponían “Rabbit in your headlights” y ese video le hablaba directamente a algo en mí que no sabía bien qué era.

Mi hermano regresó en junio de Estados Unidos, donde había estado de intercambio, y me trajo el Psyence fiction de UNKLE en una bonita edición empacada en cartón. En la carretera de El Paso a Chihuahua hojeé los créditos y, además de DJ Shadow y Thom Yorke, reconocí los nombres de Richard Ashcroft (otro de mis héroes del britpop), Jason Newsted (entonces todavía bajista de Metallica, banda que yo seguía escuchando) y de Mike D de Beastie Boys. Pero la lista de colaboradores es más extensa y los convocados por James Lavelle (responsable ejecutivo del proyecto) integran una lista ecléctica y exquisitamente curada.

El álbum es un vertiginoso recorrido por las violentas mezclas de DJ Shadow con las colaboraciones de los disímiles invitados, ofreciendo dos hipnóticas paradas para tomar aire. Conviven (siempre en un contexto de hip-hop) el rap, el folk, el metal, el punk y hasta la música de cámara.

Entendí que los géneros musicales son etiquetas descriptivas y no restrictivas. Después de este álbum, que esta semana cumplió veinte años de haber sido publicado, no volví a escuchar ni a disfrutar la música igual.

25 de agosto de 2018

Planes y teléfonos

Buenas noches, señora, ¿está Daniel? No, mijo, dijo que iba contigo. Sí, sí… pero ¿no le dijo a dónde iba? No, mijo, no sé.

Colgué. Me quedaban siete pesos en la tarjeta Ladatel. El 4136410 de Daniel me lo sabía de memoria, pero el número de Oso tuve que buscarlo en la agenda de acordeón que traía en la cartera. Hacía poco que Oso se había cambiado de casa.

Buenas noches, señora, ¿está Luis? No, mijo, dijo que iba contigo. Sí, sí… pero ¿no le dijo a dónde iba? Pues creo que a La Casa de los Milagros. ¡Ah, muy bien, muchas gracias!

¿Qué onda, güei?, pensamos que ya no ibas a venir. No mames, pues pensé que habíamos quedado en el Das Bierhaus y me fui para allá. Ah, si serás pendejo.