24 de abril de 2012

Peatones y zancadas

Teniendo los pasos peatonales más respetados de la República Mexicana, pasa que me encuentro con personas que se lanzan a atravesar la calle por donde no deberían o cuando no deberían. Sacan la cabeza entre los autos estacionados al lado de la calle, asoman luego todo el torso y, calculando la distancia a la que están los autos que se acercan, se lanzan a la calle con inmensa zancada. Sucede aquí lo extraño: tras dar cuatro o cinco saltos enormes —que juntos se convierten en un correr— y cuando el auto está más cerca... ¡aminoran la marcha! Es como si el peatón hubiese ganado una competencia de colocarse primero en la calle, dejando al conductor sin nada más qué hacer sino esperar a que termine de cruzar.

Por otra parte, no hay caso de peatones más ridículo que las muchachitas aquellas que, con el uniforme de la preparatoria, corren de esquina a esquina dando de gritos y carcajadas.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Acá, el rayado peatonal, no existe. Digo, está ahí, en el asfalto, pero nadie conoce su uso. Los conductores y los peatones han formado una simbiosis digna de admiración de la cual resultan muy pocos arrollados durante el año.

Anónimo dijo...

¿Cómo culturizar a estas personas?

mmm no se como ponerme dijo...

culturizar?

Pues yo casi siempre incurro en la practica de dejarmele ir al paso peatonal como si fuera una vaca salvaje. (existen esas?) Pero pues bueno, vivo en el paso y aqui eso de respetar a los peatones no es algo de lo cual presumir, si no algo impuesto. Mencionaria a Foucault y su concepto de la gubernamentalidad, si no fuera eso exactamente lo que acabo de hacer.