27 de febrero de 2010

Deidades y Televisiones

A ver, si Dios efectivamente existe y es tan poderoso como presumen, ¿por qué los canales dedicados a Él en la televisión por cable están tan chafas? ¿Por qué están relegados a números donde nadie pasa nunca con el control remoto? ¿Por qué tienen tan mala calidad de audio y de video? Y, sobre todo, ¿por qué nadie los ve?

25 de febrero de 2010

Horarios e Ideologías

Llamó de madrugada. Se disculpó aduciendo que siempre olvida las diferencias de horario. Yo dije que seguido olvido las diferencias de idioma y que ojalá todos pudiésemos olvidar las diferencias de nacionalidad, ideología y credo.

23 de febrero de 2010

Estereotipos y Comerciales

Estuve viendo Televisa como Lety, y en Televisa que voy viendo un promocional de la cobertura del Mundial de Fútbol a realizarse en Sudáfrica. Los estridentes comentaristas, ataviados a la onda safari, deambulan por una sabana. De pronto, notan la falta de uno de ellos. El desafanado resulta estar rodeado de una tribu de africanos con hueso atravesado en la nariz, taparrabos de paja y toda la cosa, enfrascadísimo en rito con fuego y caras pintadas.

¿No es esto medio ofensivo? Sí, ¿no? O sea... ¿qué piensan? África... salvajismo, canibalismo, tribalismo. Bastante en la línea de las películas gringas que nos pintan a nuestro México como polvoso, poblado de rancheros que transitan en burros y caballos y que están rodeados de cactus e ignorancia. Digo... ni que todo México fuera Nogales, Sonora.

20 de febrero de 2010

Gansos y Anatomía

Esta tarde, cuando en la tiendita, noté que los célebres Gansito de Marinela ufanaban en su empaque la foto de un polluelo de ganso de verdad. Sí. Un gansito zootécnicamente correcto. No era la caricatura de un ganso antropomorfizado o cachucha o siquiera el dibujo de un animalito con alitas y pico de ganso. No. Era la fotografía de un animal con plumas y pico y patas membrenadas.

Conmocionado, me abalancé sobre un paquete de Pingüinos a ver si veía aves espenisciformes en su bolsita. Pero no: me encontré los mismos dibujitos de siempre. Los Panditas de Ricolino venían embolsados con el mismo celofán con las mismas versiones caricaturizadas de unos panda. Con no poca desilusión, pensé que la única golosina justificada para no mostrar un animal real en su portada era el Mamut de Gamesa.

18 de febrero de 2010

Tiendas e Intolerancias

Odio el Oxxo Lince, de la Mirador y Tennesse. Sus plafones tan bajos hace que se sienta uno grotescamente enorme y torpe, y su dependienta de 16 años está siempre más ocupada de su hija de 2 que de cobrarme los Delicados. Además, perdió su única gracia, que era venderme Delicados las 24 horas.

Odio el Oxxo de la Ocampo y Allende, último bastión de quien se dirige a las cantinas del Centro Histórico. Siempre oliendo a comida. Siempre con autos mal estacionados. Siempre sucio. Siempre sin cambio.

Odio el Oxxo colocado en el acceso a Campobello desde el Circuito Universitario. Su disposición tan agringada no permite que uno sea necesariamente saludado al pasar frente a la caja con rumbo a las Coca Cola. Es mal atendido por un gordinflón que con su camisa desabotonada, sus pulseras aparatosas, su peinado relamido hacia atrás y su boca de labios desproporcionados lo hacen parecer más un gángster italiano despachando a la mafia desde la trastienda de un restaurante que un cajero de tienda de conveniencia. Aunque quizá su presencia en ese Oxxo sea una ventaja para mí, porque ya no está en el de la calle Lisboa, el cual frecuento bastante más veces que aquel tan septentrional.

Odio el Oxxo del Bulevar Ortiz Mena casi esquina con Francisco Villa. Y lo odio precisamente por ese "casi". Por adefesio. Por no estar en una esquina como un Oxxo normal.

16 de febrero de 2010

Monogamia y Letras

¿No son unas ternuritas esas m y b por un lado y la n y v por aquel otro? A pesar de que los nacos e ignorantes insisten en escribir o pronunciar tanbien o imvierno, ellas siguen tan monógamas e inseparables.

11 de febrero de 2010

Novelas y Vidas

Televisa nos ha enseñado que las historias terminan cuando la gente, finalmente, se casa. Según mi experiencia, es precisamente con el matrimonio cuando el melodrama de la vida comienza.

9 de febrero de 2010

Panes y Polvos

Cuando pequeño, ah cómo me gustaba el tostarme un pan y, aún calientito, untarle bastante mantequilla, esperar a que se derritiera y absorbiera, y volver entonces a untarle otra capa. Rápidamente, y antes de que se absorbiera esta segunda untada, le espolvoreaba una cuchara de azúcar, la cual sumada a la mantequilla formaba una costra blancuzca y quebradiza.

Una variante del platillo consistía en cambiar el azúcar por chocolate en polvo. La mezcla de mantequilla con chocolate no se costrificaba sino que creaba un lodito delicioso. En algunas partes de la superficie no se daba la mezcla y quedaban prístinas porciones de chocolate en polvo. De pronto, y justo al estarlo mordiendo, sucedía que expiraba por la nariz volando el polvo y entrándomelo en los ojos y haciéndome toser. Chin.

6 de febrero de 2010

Peatones y Conductores

Era tal la calaña de las reflexiones en que ocupaba mi cerebro, que casi nada de mi conciencia estaba invertida en la banqueta o el paso peatonal o los semáforos. El Nissan blanco apenas y logró detenerse dejando una estela de hule quemado sobre el pavimento. Justificadamente furioso, Conductor me rugió un “¡Fíjate, pendejo! ¡Por eso los matan!”.

Aplicando un riguroso análisis semántico y semiótico al rugido, podemos exprimir que Conductor percibe un “ellos” y un “nosotros”. Para él, yo pertenecía a un bando distinto al suyo: el bando de los que andan a pie. Lo cierto es que yo soy tan manejador de autos como caminador de calles, si no es que más de lo primero que de lo segundo. Del mismo modo, cada persona que pasa conduciendo en algún momento es también un peatón. Claro, todos excepto mis amigos Hugo y Luis.

4 de febrero de 2010

Cultura y Aparatos

Hasta hace algunos años, solía cargar siempre un libro conmigo. La fila del banco, la antesala de una cita, la hora de la comida solitaria... eran todos buenos momentos en que me pasaba leyendo.

Luego llegó el 2006 y con él mi primer iPod. La fila del banco, la antesala de una cita, la hora de la comida solitaria... se convirtieron todos en buenos momentos en que me pasaba escuchando música indie.

Alcanzónos luego el 2009 y con él llegó la tecnología 3G al bolsillo de mi pantalón. La fila del banco, la antesala de una cita, la hora de la comida solitaria... son todos ahora buenos momentos para conectarme a Twitter y Facebook.

2 de febrero de 2010

Música y Tecnología

Guso Punto Com no ha sido nunca ni existe la intención de que sea un blog de tecnología. Pero el impacto que ha causado una aplicación para iPhone en mi vida bien amerita darle un espacio a este ámbito del quehacer humano. Especialmente cuando invade territorios sonoros, tema sí muy abordado en este blog.

El programita invocado se llama RjDj y se trata de que recoge sonidos del ambiente y en tiempo real te los reproduce procesados por diferentes tipos de efectos y ritmos. ¿Cuán cool suena eso, eh? El golpeteo de tus pasos al caminar por el Centro Histórico, el rugido del Ruta Circunvalación 2, los rechinidos de los columpios y los gritos de los niños del Parque Las Águilas, la música naca con que baila la botarga del Dr. Simi y las conversaciones de la gente en el café Kaldi se te devuelven amalgamados en un sonido que yo sin ningún inconveniente llamaría música. Música reactiva.

Amén del goce que produce el audio generado, la incertidumbre y ansiedad involucradas añaden mucho a la experiencia. Aún y con los audífonos calados en las orejas, uno puede escuchar los sonidos directamente de la calle, los cuales tardan fracciones de segundo en brotar del aparato, eso en caso de que RjDj no decida tratarlos con un retraso que prolongue la espera. Son precisamente esas microesperas las que aderezan el asunto, cuando uno se prepara para encontrar ese sonido transformado en música.